Es muy contradictoria la realidad que está viviendo el café colombiano. Al mismo tiempo que se alcanza una cotización alta en el mercado de la Bolsa de Nueva York, alrededor de los 2,40 dólares la libra, lo que ha permitido alcanzar la semana pasada un precio interno récord de $2 millones 530 mil la carga de 125 kilos, la producción viene en caída desde hace cerca de tres años, sin que se haya podido invertir esa tendencia. De 13,8 millones de sacos en el 2020 se bajó a 12,5 millones el año pasado y para este año se vaticina que estará entre los 11 millones y los 12 millones de sacos. A mediados de la década pasada estuvo, inclusive, por encima de los 14 millones de sacos.
Lo interesante y positivo del momento es que los mejores precios coinciden con la recolección de la mayor parte de la cosecha en Caldas, que siempre corresponde a cerca del 70% de la producción anual en el segundo semestre. Así, aunque no hay mucho café en estos momentos, ya los caficultores comienzan a aprovechar el graneo y a vender el grano a un precio que no se veía antes, mientras que la perspectiva es que durante el resto del año, en medio de la cosecha, el precio siga alto.
Las numerosas, constantes y fuertes lluvias de todo el 2022 repercutieron para que las floraciones fueran deficientes y que los frutos en los árboles no estén en el volumen deseado. De todos modos, aunque el café no será demasiado, los buenos precios representarán un gran alivio para los cultivadores y la posibilidad de ahorro, así como de poder invertir en mejorar sus cultivos con la expectativa de lograr mejores resultados en el futuro.
Otro factor que afecta la cosecha y que hará que los resultados no sean tan buenos, pese al precio interno más alto de la historia, es que el costo de los abonos y los fertilizantes están por las nubes, en buena medida debido a la invasión rusa a Ucrania, lugar del mundo del que proviene la mayor parte de esos insumos agrícolas. Además, si se quiere que en el futuro el volumen de producción mejore, así como la calidad del grano, será necesario invertir una buena porción de los recursos en los fertilizantes, además de renovar los cultivos.
Hay que tomar con calma lo que está pasando con los precios, así mismo, debido a lo que ocurre en el contexto internacional. Si bien la producción brasileña este año también estará baja, entre los 53 millones y los 56 millones de sacos, hay expectativa de que el año entrante el principal productor mundial logre una recuperación en el volumen, con posibilidad de subir a los 70 millones de sacos, gracias a la renovación que se ha hecho de sus cultivos.
Por todo esto es importante asumir el momento con cautela, aprovechar al máximo el buen momento, pero prepararse para una posible baja en la cotización el año entrante. Habrá que seguir buscando recuperar los volúmenes de producción para que la rentabilidad de la caficultura mejore y los ingresos de los cultivadores sigan haciendo viable y positiva esta importante actividad agrícola.