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El colapso vial con el que amaneció Manizales el pasado miércoles, que impidió que miles de trabajadores y estudiantes pudieran llegar a empresas y colegios, hizo que los manizaleños sufriéramos en carne propia las consecuencias de la concentración del tráfico vehicular por la vía al Magdalena, en el trayecto entre Manizales y Mariquita (Tolima), debido al cierre temporal de la carretera entre Ibagué y Armenia, por La Línea.
Las congestiones fueron realmente desesperantes, pese a que en esta ocasión se tuvo una presencia más proactiva de las autoridades de tránsito de Caldas y Tolima y a que los conductores actuaron con mayor orden y paciencia en ese largo trayecto, caracterizado por la estrechez de la vía, las numerosas curvas, los problemas en el pavimento, los permanentes riesgos de deslizamientos y los frecuentes casos de carros varados en todo el recorrido de más de 80 kilómetros. 
En menos de un mes, dos problemas geológicos en el corredor por La Línea obligaron a que todo el tráfico habitual de doble vía entre Bogotá y el occidente del país se concentrara en la vía que cruza a Manizales, complicando la situación del tráfico vehicular por toda la Panamericana, e incluso en su paso por todas las vías del Eje Cafetero en dirección hacia el Valle del Cauca, y viceversa.
La posibilidad de que surja un nuevo problema por La Línea y la carretera entre Mariquita y Manizales vuelva a colapsar es permanente. Por eso es fundamental que se tome conciencia acerca de la urgente necesidad de que esa vía sea mejorada a la altura de su innegable importancia, porque desde hace rato dejó de ser alterna para ser una vía principal en el cruce de la Cordillera Central para comunicar a la capital del país con el Océano Pacífico.
Ya es hora de incluir el corredor por el páramo de Letras entre las carreteras estratégicas para la competitividad de Colombia. Inclusive, desde hace años debió estar en los proyectos 4G y 5G para el país, y no tener que sufrir lo que nos ha tocado recientemente. No puede seguirse dependiendo solo de la carretera por La Línea, donde ya se construyeron grandes túneles y viaductos que mejoraron la movilidad, pero que no es ajena a problemas geológicos que la dejan frecuentemente fuera de servicio durante días.
Otro de los beneficios de la vía por Manizales es que la vía por Letras sería mucho más rápida, con buenas especificaciones, entre la costa Atlántica y el puerto de Buenaventura, siguiendo la llamada Ruta del Sol. Después de casi un siglo de la existencia de esa vía estrecha y desactualizada es el momento de ponerla a día y proyectarla hacia el futuro. Es evidente que, en condiciones normales, cuando no es la accidentalidad son los derrumbes los que llevan a que transitar por allí sea penoso y peligroso, y eso empeora cuando se tienen contingencias como la de esta semana.