El Premio a las Mejores Prácticas otorgado por la Fundación Klauss J, Jacobs a la Fundación Lúker por su programa de lectoescritura “Aprendamos todos a leer”, además de generar satisfacción por el valioso trabajo que viene desarrollando desde hace décadas esa fundación por la educación de Manizales y Caldas, también llama a reflexionar acerca de lo que realmente estamos haciendo todos por lograr que nuestros niños y jóvenes tengan una mayor calidad en sus aprendizajes y mejores posibilidades de ser más competitivos en sus vidas laborales
Es preocupante, como lo señala el gerente de la Fundación Lúker, Pablo Jaramillo, que en Manizales el 50% de los niños no entienden lo que leen, lo que evidencia una comprensión lectora muy deficiente, absolutamente incompatible con la posibilidad de adquirir los conocimientos que se necesitan para salir adelante con éxito en el mundo moderno. Esa comprensión de lectura es, en realidad, la raíz de todo, y en el problema que debe enfrentarse con mayor determinación, y en eso el logro de la fundación con su programa reconocido demuestra una pertinencia indiscutible.
Es destacable que en esa iniciativa se haya contado, además, con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo y las administraciones municipales, departamentales y nacionales para llevarla a su aplicación en todo Colombia. El nuevo gobierno del presidente Gustavo Petro y su ministerio de Educación Nacional deben comprometerse más fuertemente a fortalecerlo y lograr que cada vez más niños lean más y mejor, y así sus conocimientos sean realmente de calidad frente al resto de niños del mundo.
Localmente, los desafíos para Manizales y Caldas también son enormes, porque en una ciudad como la capital caldense, que se precia de ser educadora, es absurdo que apenas se destine el 6% del presupuesto de recursos propios a la educación, como lo revela el informe de Calidad de Vida de Manizales Cómo Vamos, y que inclusive al comparar lo destinado en el 2020 y el 2021 se tenga un descenso en la proporción de recursos propios para educación. Si ese es nuestro diferencial y valor agregado tenemos que ser la ciudad con más dinero destinado a respaldar la educación.
Son esas precariedades presupuestales, seguramente, las que llevan a que los resultados de nuestros estudiantes sean tan mediocres en las pruebas nacionales que se realizan en distintas etapas del aprendizaje. La verdad es que, bien enfocados, con programas como el de lectoescritura impulsado por la Fundación Lúker, y una determinación mayor de la Alcaldía en invertir para masificarlo, los resultados pronto podrían empezarse a ver, pero en esto debemos reconocer que tenemos debilidades. Caldas también debe seguir el mismo camino.
No podemos contentarnos con una mejora gradual y con que algunas instituciones se destaquen. Tenemos que llevar las mejores prácticas a todos los niveles y tratar de unificar procesos exitosos. Muchas veces se trata de enfocar bien los recursos en metodologías sencillas que son efectivas para los aprendizajes, las cuales en casos como “Aprendamos todos a leer” ya están probadas. Por el reconocimiento, la Fundación Lúker recibió 206 mil dólares, que serán invertidos en fortalecer ese programa, pero se necesita que las alcaldías y la gobernación también aporten para que más niños entiendan mejor lo que leen.