Colombia es sede de la Copa América de Fútbol Femenino, vitrina para el país y sobre todo para las jugadoras colombianas que han hecho méritos para estar en la élite de este deporte en el continente. Buscarán en casa mucho más que el campeonato: se juegan cupos para los Juegos Olímpicos, para el Mundial y para los Panamericanos. Ojalá el acompañamiento de la hinchada sea también lo suficientemente grato. Las mujeres son cada vez más profesionales en el fútbol, el paso de varias de ellas por clubes del mundo lo confirman y es lo que nos ha permitido que se luzcan en casi todos los torneos futbolísticos en los que últimamente nos representan en el plano internacional.
Esta Copa América se juega en Armenia, Bucaramanga y Cali, en un país en el que todavía no se toma en serio la rama profesional femenina. A pesar del apoyo del Gobierno Nacional para hacer un torneo serio y patrocinar un campeonato, no todos los clubes de la Dimayor están cumpliendo el compromiso de tener equipo profesional femenino, la excusa para ellos fue la pandemia y cuando todo se normalizó, varios, incluido el equipo profesional de Manizales, se han hecho los de la vista gorda, con lo que no solo les fallan a las profesionales que surgen en la región, sino a la hinchada que quiere ver un equipo que haga presencia en todos los escenarios en los que pueda presentarse.
Esto sucede aquí, mientras en los Estados Unidos se empiezan a igualar los salarios de las atletas mujeres con los de los hombres en el campo profesional. En nuestro país parece que los señores del fútbol buscan evadir las responsabilidades con quienes han demostrado en poco tiempo, con méritos de sobra, que están para seguir dándole triunfos al país. En entrevista en LA PATRIA Radio, el ministro de Deporte se mostró sorprendido por la decisión de Dimayor de no realizar el torneo femenino 2 en el segundo semestre y prometió gestiones, pero ya sabemos que la dirigencia del fútbol en Colombia ha sido sorda a este y otros clamores.
La Copa América de fútbol femenino en Colombia se inicia al tiempo que comienza la Liga BetPlay de clubes masculinos para el segundo semestre, un torneo apretado por la realización del Mundial al final del año y que sigue mostrando que a pesar de ser el campeonato con mayor número de partidos al año en la región, la calidad no se ve, pues ya son pocas las veces en que los equipos profesionales ilusionan en las copas internacionales. A esto se suma que la variación de los horarios y la poca posibilidad de ver los partidos por televisión abierta han sumado dificultades para ilusionarse con los equipos colombianos.
Esa no es la historia del Once Caldas, de malas y mediocres presentaciones en sus últimas apariciones en los torneos, y aun así vende ocho mil abonos, el desperdicio de un sentimiento. La pregunta que todos nos hacemos por estos días es: ¿si esto sucede con la realidad actual del Club, qué tal que volviera por los fueros que le corresponden, ser un grande del fútbol colombiano y no solo un animador? Es triste el escenario al que lo relegaron sus dueños, jugadores y cuerpos técnicos que han pasado por allí. Son paradojas, que esperamos sean corregidas más pronto que tarde.