No se puede ser tan irresponsable de dejarlo iniciado, y a los caldenses con la ilusión muerta de contar con un terminal aéreo que esté a la altura de las necesidades regionales.
Es inadmisible que un alcalde se vaya en contra de los proyectos que evidentemente van en pro del desarrollo de una región como Caldas, como lo hizo el sábado pasado Carlos Mario Marín, alcalde de Manizales, al descalificar ante el presidente, Gustavo Petro, una iniciativa de tanto impacto positivo para nuestro departamento, como el Aeropuerto del Café.
Es ruin que, por animadversiones políticas, se refiera a esa iniciativa de infraestructura como lo hizo, señalando que es un proyecto de una élite, cuando el beneficio de tenerlo funcionando es para tantas personas en la región sin discriminación de estrato y con repercusiones favorables innegables para tantas familias que se dedican al turismo y al comercio, por ejemplo, en el municipio de Palestina y sus alrededores. Olvida Marín que él como alcalde, al menos de boca para afuera, ha apoyado el proyecto, y que bajo sus órdenes el Municipio de Manizales ha invertido más de $15 mil millones de pesos en el mismo.
Es cierto que en el pasado se cometieron errores en esa obra, pero gracias a que se asumió en Caldas con seriedad la idea de corregir y darle un nuevo impulso al proyecto, hoy se tienen todos los estudios técnicos, financieros y socioeconómicos que sustentan su viabilidad, beneficio y competitividad, no solo para los caldenses, sino para todo el occidente colombiano, y es lamentable que ligerezas de un mandatario que debería apoyar en lugar de torpedear esta iniciativa vital, ponga en riesgo la reactivación de las obras. Son estudios hechos con objetividad e independencia, como los ejecutados por la firma Atkins, del Reino Unido, así como los avales de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
También es lamentable observar que en un asunto como este, en el que deben primar criterios técnicos, desde el Ministerio del Transporte se piense que las obras de infraestructura deben hacerse echando mano del populismo, como si las consultas populares fueran afines con los análisis de competitividad. El ministro de esa cartera, Guillermo Reyes, tuvo la oportunidad de recorrer Aerocafé la semana pasada, y debe conocer todo el sustento técnico que tiene, como para dejarse ver por la errada percepción de que ese proyecto tiene una mayoría de opositores, lo cual tampoco es cierto.
Además, el presidente Petro en varias ocasiones expresó cuando estaba en campaña que Aerocafé se sacaría adelante en un eventual gobierno suyo, al entender su innegable impacto favorable al turismo regional, así como a la economía de todo el Eje Cafetero. Ojalá que no se deje llevar por las mentiras e insensatez de Marín, y que tome las decisiones correctas. Ya la firma española OHLA, que no quiso cumplir su contrato, el cual tuvo que ser liquidado, le hizo bastante daño al proyecto con su actitud, como para que ahora se le sume esta nueva carga negativa.
En la zona de las obras ya se han realizado importantes inversiones, y en caja ya está el 95% de los recursos necesarios para la ejecución del proyecto, y no se puede ser tan irresponsable de dejarlo iniciado, y a los caldenses con la ilusión muerta de contar con un terminal aéreo que esté a la altura de las necesidades regionales. Está más que demostrado que La Nubia tiene muchos problemas de operación y que Aerocafé es necesario, y no puede dejarse en manos de decisiones populistas.