A partir de esta semana, en las instituciones educativas colombianas no es obligatorio el uso de tapabocas, si se cumple con el 70% de los esquemas completos de vacunación y el 40% en refuerzos. La decisión del Gobierno Nacional hace parte del desescalamiento de medidas restrictivas usadas durante la pandemia de covid-19 para mitigar los contagios. Debido al significativo avance del Plan Nacional de Vacunación y al descenso en el número de contagios, fue posible dar este paso que, de todos modos, plantea desafíos de salud pública, para no tener que echar reversa más adelante.
Hace dos semanas se eliminó la obligatoriedad de usar tapabocas en espacios cerrados, y solo persiste el mandato de uso en hogares geriátricos, centros de salud y transporte público, lugares en los que además de hacer presencia personas vulnerables en su salud también pueden representar aglomeraciones facilitadoras del contagio de la covid-19, así el coronavirus está ahora circulando en proporciones pequeñas.
Para llegar al desmonte de estas restricciones fue necesario el avance significativo en la aplicación de vacunas, ya que la inmunidad frente a la enfermedad en la mayor parte de la población impide que el coronavirus pueda seguir expandiéndose a altas velocidades. De hecho, en Caldas solo Manizales, Chinchiná, Pácora, San José, Palestina y Marulanda podrán tener los espacios académicos sin tapabocas. A los demás municipios les toca ponerse al día para avanzar en esa dirección.
En todos los casos, pese a que haya la posibilidad de despedirse del tapabocas, es importante que valoremos el significado que ha tenido este elemento para la protección ante la pandemia, y que, con mucho sentido común, lo usemos en circunstancias en las que haya riesgo de adquirir cualquier enfermedad respiratoria, donde evidentemente los espacios sean reducidos, se puedan presentar aglomeraciones de personas o haya ventilación insuficiente. No tiene ninguna lógica estar sin tapabocas en esas circunstancias particulares, sabiendo lo que ha sido esta emergencia sanitaria.
Es necesario seguir avanzando en el regreso a la normalidad en todos los aspectos, para que la economía se recupere más rápidamente, y sobre todo para luchar contra las afectaciones a la salud mental que dejó en muchas personas las restricciones y privaciones obligadas en los dos últimos años. En el medio académico, estar sin tapabocas debe ayudar a que los procesos pedagógicos sean más efectivos en la búsqueda de la calidad que se perdió durante todo este tiempo, y aprovechar los aprendizajes de la pandemia para ir más rápido.
Las conductas de salud pública que han demostrado ser positivas, como el lavado de manos, y la asepsia, en general, cuando se tiene contacto con otras personas, son fundamentales. Igualmente, es clave que quienes no se han vacunado lo hagan, o si se tienen esquemas incompletos de vacunación se completen y se avance hacia los refuerzos. Debemos seguir fomentando el autocuidado, entender que la covid-19 no se irá del todo y será necesario seguirnos protegiendo. Jornadas de vacunación en los colegios pueden ser una buena medida.
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