El ataque de un perro pit bull, raza potencialmente peligrosa, a un profesional en el cerro Sancancio de Manizales demuestra una vez más que las normas en este país son más un saludo a la bandera, que verdaderas reguladoras de la vida social y ciudadana. Lo que le sucedió a esta víctima del animal es un riesgo permanente en las calles. En la capital caldense es normal ver a los propietarios llevando a sus mascotas sin dios ni ley, no les ponen el bozal y mucho menos la correa que permita mantenerlos con la rienda corta. Claro que no todos son peligrosos, pero la norma es clara y busca evitar accidentes cuando el animal se sienta amenazado o sea efectivamente agresivo.
34 comparendos ha impuesto la Policía Metropolitana en lo corrido del 2022, según datos aportados por esta. 13 tienen que ver con caninos de raza potencialmente peligrosa, que fueron trasladados a lugares seguros porque no llevaban traílla o bozal; 14 tienen que ver con dueños de mascotas que indujeron o no hicieron algo para impedir que sus mascotas atacaran a una persona o sus bienes; y solo 7 se impusieron porque sus poseedores no recogieron los excrementos de las mascotas. Basta salir a la calle para comprender que este número de comparendos no se compadece con la realidad.
Basta asistir a la ciclovía los domingos para darse cuenta de cómo las autoridades no se inmutan cuando cantidad de propietarios de perros de razas potencialmente peligrosas incumplen la obligación, con lo que ponen en riesgo a todos los que disfrutan este espacio masivo. Ni hablar de lo que sucede en los andenes de las calles o en los parques, a los que muchos padres temen ir con sus hijos por la libertad con la que andan estos animales sin ningún cumplimiento de las normas para evitar accidentes. Como si fuera poco, la molestia de estos propietarios es evidente cuando se les hace notar que incumplen lo estipulado por la ley, en ese momento los potencialmente agresivos son muchos de estos.
Es tiempo de reconciliación de la humanidad con la naturaleza. La Corte Constitucional en una sentencia más que busca sembrar conciencia sobre el no maltrato a los animales decidió que no pueden ser sometidos estos a amputaciones con fines estéticos. De esta manera nos recuerda que debemos ser respetuosos con los seres vivos y que esto determinará también la relación con los animales. El cambio generacional y social que vive el mundo también ha provocado que los animales de compañía estén volviéndose en ocupantes principales de un hogar, y por eso a su alrededor se ha desarrollado todo un sistema para su cuidado y protección.
Dicho lo anterior, no se puede olvidar que la responsabilidad por el comportamiento de los animales bajo el cuidado de una persona corresponde a esta. Desde el Código Civil se tenían normas por responsabilidad causada por los animales bajo tenencia con terceros. Esto no ha cambiado y no puede cambiar. El peor maltrato para un animal es desentenderse de él, no enseñarle a seguir comportamientos adecuados. Y lo que busca la ley de razas potencialmente peligrosas no es perseguir a estas mascotas y sus dueños, como a veces se hace parecer, no. Lo que se pretende es que seamos conscientes de que el instinto sigue allí y por eso es mejor prevenir que lamentar, como le sucedió a este profesional en el cerro Sancancio, atacado por un perro pit bull.
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