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La IX Cumbre de las Américas, que esta vez se realiza en Los Ángeles (Estados Unidos), tendrá ocho presidentes ausentes, por distintas razones. A los de Cuba (Miguel Díaz-Canel), Nicaragua (Daniel Ortega) y Venezuela (Nicolás Maduro), que no fueron invitados, se les suma el presidente de México (Andrés Manuel López Obrador-AMLO), quien había condicionado su asistencia a que su vecino del norte convocara a todos los países del continente, sin distingo.
Tampoco estarán los mandatarios de Bolivia (Luis Arce), Honduras (Xiomara Castro), Guatemala (Alejandro Giammattei) y Uruguay (Luis Lacalle). En el caso uruguayo la razón no es política, sino por el contagio del presidente con covid-19. En la pasada cumbre el gran ausente fue el entonces presidente Donald Trump, lo que se consideró un desplante a América Latina.
El encuentro continental, que esta vez tiene el lema “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, se extenderá hasta el 10 de junio, bajo el liderazgo del estadounidense Joe Biden, quien pondrá en primer plano de las deliberaciones la migración irregular, los desafíos en asuntos de seguridad en la región y el cambio climático. Es la oportunidad que tiene el mandatario norteamericano de recuperar las relaciones con América Latina y el Caribe, abandonadas y hasta atacadas durante la administración de Trump.
Así mismo, está previsto que Biden apunte a que América Latina tome distancia del influjo de China, país que viene afianzándose en materia comercial en sus relaciones con varios gobiernos de la región. No obstante, esto no será tan fácil, tomando en cuenta que en un mundo abierto es difícil intervenir en intercambios comerciales que se dan de manera espontánea. Lo que se necesita es más compromiso y acompañamiento de los Estados Unidos y una relación más equilibrada.
La cumbre transcurre en medio de las tensiones que resultan paradójicas ante Venezuela y Cuba, países a los que los Estados Unidos se ha acercado recientemente, pese a sus regímenes totalitarios y antidemocráticos, y frente a los cuales incluso hay un desmonte de sanciones económicas. El forcejeo con AMLO es un desafío más que se le suma a Biden en su relación con la región, más cuando se tienen relaciones tan estrechas, claves para lograr los objetivos propuestos en la cumbre.

Se espera que durante estos días se puedan establecer estrategias y acuerdos consistentes que devuelvan la unidad y el trabajo conjunto por objetivos comunes. Adicionalmente, ante el conflicto de Rusia con Ucrania, que ha generado una grave crisis energética y también ha llevado a que Rusia logre una mayor presencia en el continente, se hace necesario afrontar el desafío de una mayor cooperación interna en América, pero las amenazas para que pueda avanzarse en ese sentido son múltiples.