Como si fuera poca la incertidumbre y el riesgo que hoy se tiene en la seguridad mundial, debido a la invasión rusa a Ucrania, donde en varias ocasiones ha surgido el fantasma del posible uso de armas nucleares, la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, a Taiwán, agrega un condimento delicado a la inestabilidad mundial que ojalá no nos salga caro.
Si bien es importante que Occidente mantenga su respaldo a las causas de los taiwaneses, sí es desafiante que la líder del Legislativo estadounidense haga este viaje a un lugar que el régimen chino considera suyo, pese a ser una “provincia rebelde”, y que desde el ciego dogmatismo de los líderes comunistas chinos es considerado una violación a su soberanía. Es, en definitiva, un viaje inoportuno que podría tener consecuencias muy complicadas para el mundo entero en varios sentidos.
Ojalá que la reacción china no pase de la bravuconada del momento, y que el alistamiento del ejército de ese país sea solo una exposición temporal de sus dientes, sin que se avance más allá de los ladridos. Sería nefasto para el mundo que un mal cálculo en este sentido desemboque en un conflicto bélico que nos pondría al borde de una confrontación que pondría en vilo la seguridad del mundo.
Debemos recordar que, si bien muchos taiwaneses se proclaman independientes de Pekín, el poder central chino aspira a la reunificación. Si tomamos en cuenta un estudio de opinión de junio pasado, citado por el diario El País de España, la gran mayoría quiere mantener el statu quo de manera indefinida. Solamente el 5,2% apoya la independencia, mientras que el 1,3% aspira a la reunificación con China. Ante este panorama, la visita de Pelosi también es vista como una presión, no desprovista de peligros.
Si bien Pelosi va en representación del Legislativo que, claramente en una democracia no tiene nada qué ver con el Ejecutivo, el hecho de pertenecer al Partido Demócrata, el mismo del presidente Joe Biden, hace más complejo el panorama. Los sobrevuelos de aviones militares chinos en el estrecho de Formosa retratan la tensión que podrá incrementarse en próximos días en esa parte del mundo.
No podemos olvidar que para el Partido Comunista de Chino, liderado por el presidente Xi Jinping, la reunificación es “una misión histórica del Partido”, y no están dispuestos a aceptar una posible independencia. Pese a que, de hecho, desde 1949 los taiwaneses impusieron su propio gobierno con el respaldo estadounidense, este conflicto de posguerra podría llevar al mundo a situaciones más difíciles no solo en materia de seguridad, sino en consecuencias económicas más delicadas a las que ya estamos viviendo.