La caída del Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos por segundo trimestre consecutivo prevé una posible recesión en esa potencia mundial, lo que afectaría la economía de todo el planeta. La creciente inflación en ese país norteamericano y los efectos de la guerra en Ucrania son señalados como los principales responsables de esta caída que, no obstante, otros rechazan que sea vista como una debacle.
Desde el gobierno del presidente Joe Biden aseguran que al observar la dinámica del empleo, que sigue en aumento, el escenario de la recesión no es real y que todo se trata de una “guerra semántica”, y puede tener razón al no estar completos los ingredientes técnicos definidos por la teoría econímica. Sin embargo, la verdad es que el descenso del 0,9% en el PIB en el segundo trimestre, es preocupante, y de consolidarse esta tendencia en el trimestre actual, se tendría una recesión real al final del año.
También es verdad que la Federal Reserve System (FED) ha fracasado con la estrategia de subir las tasas de interés para tratar de controlar la inflación, aunque paradójicamente el empleo sigue generándose en los Estados Unidos y el consumo interno se mantiene positivo. Ahora bien, el riesgo de enfriamiento de la economía es real, dependiendo de cómo se muevan las variables durante los meses actuales. Si se toma en cuenta que en el primer trimestre la caída fue del 1,6%, algunos interpretan que hay signos de mejora. Lo compleo es que algunos analistas creían que sería un indicador positivo del 0,3%, y les cayó un balde de agua fría.
Lo fundamental en el actual momento es no caer en una crisis de confianza en la economía de ese país y que la dinámica mantenga el impulso. Un desempleo del 3,6% (casi el más bajo en medio siglo) es un buen indicador y que la creación de empleos se haya mantenido por encima de los 350 mil por mes (372 mil) van en contravía de la desaceleración, y podría significar un pulso que ayude a superar este bache en el segundo semestre.
Para América Latina y, específicamente, para Colombia, la mejor noticia sería que el fantasma de recesión se disipe en los Estados Unidos, ya que eso haría que cedan las presiones inflacionarias en la región, se frene el encarecimiento del crédito y se fomenten las posibilidades de inversión. Un buen indicador en ese país es que empresas como Amazon y Apple haya reportado ganancias mayores a las proyectadas, una presión favorable que ayudaría a la recuperación.
Ahora bien, hay que ser realistas en el sentido de que el panorama para el 2023 no se ve muy positivo, y que no solo lo que ocurre en Estados Unidos sino en China y Europa podrían llevar a que haya una caída fuerte en la economía global con repercusiones serias para países como Colombia. El llamado, entonces, es hacia la cautela. Ojalá que el entrante Gobierno Nacional haga una lectura adecuada del momento de riesgo recesivo y tome las medidas pertinentes para brinda estabilidad a nuestra economía.