En lo que a seguridad concierne, este no ha sido un buen semestre para Anserma. Desde inicios del año se han venido presentado robos, asesinatos, atracos en zonas urbanas y rurales que tienen en vilo a los habitantes y a las autoridades. Se reconoce que son cifras alarmantes las que ya acumula este municipio del occidente de Caldas por hechos que no son nuevos, vienen desde hace varios años, pero lo delicado es que no ceden. Se volvió común que cada cierto tiempo ocurren estos casos, como un ciclo que se repite, pero sin poderlo erradicar a pesar de que la Alcaldía, la Gobernación y la Fuerza Pública vienen haciendo esfuerzos.
De cuatro homicidios registrados en estos meses del 2024 esclarecieron tres, detuvieron a la banda los Cartoneros que cometía hurtos en zona rural, capturaron a extorsionistas de docentes y a 11 miembros de una banda de microtráfico considerada de las más grandes, según la Alcaldía, y que estaba dedicaba a distribuir drogas a municipios vecinos. La Administración identificó en un estudio que drogas como el bazuco se pueden comprar en Anserma un 60% más barato que en otros lugares, atrayendo más delincuencia.
Anserma, en medio del crecimiento que ha tenido, se volvió epicentro de otros municipios de los departamentos de Caldas y de Risaralda para proveerse, de lo legal, pero también de lo ilegal, lo que es muy lamentable porque el desarrollo no debería ser la causa de la inseguridad. Hay que transformarse, pero para bien, para mejorar, para brindar calidad de vida, y eso justamente es lo que se ha ido perdiendo y todas las autoridades deben empeñarse en resolver, bien sea con operativos como los que se vienen haciendo, pero eso indispensablemente exige disponer de más recursos humanos y físicos para enfrentarlo.
Hay que contar con un pie de fuerza, de la Policía y del Ejército de ser necesario, suficiente para ejecutar desde Anserma operativos y controles en zonas urbanas y rurales, algunas muy lejanas de la cabecera -a dos horas-, que eviten el ingreso de materias primas para la producción de drogas, pero también su venta y distribución. Igualmente la Gobernación debe ayudar a gestionar con el Gobierno nacional los equipos de seguridad que la Alcaldía ha solicitado, en cámaras de seguridad, vehículos y otros elementos necesarios para la acción como primeras autoridades. Sin esto, y una cabeza que dirija el distrito de Policía de forma permanente, las cosas difícilmente se podrán superar y lo poco que se haga serán paños de agua tibia, que mitigan, pero no resuelven.
En marzo también lo habíamos advertido, cuando se habían presentado varios homicidios en Anserma. A los territorios no se les puede dejar solos enfrentando este tipo de circunstancias tan delicadas en seguridad, ni salir a acompañarlos solamente cuando suceden las tragedias. Estar al pie debería ser un objetivo constante de las instancias superiores, y mucho más cuando los presupuestos de los municipios son tan limitados para hacer dotación de lo que requieren y garantizar la tranquilidad, pero sobre todo para salirles adelante a las sofisticadas formas que está usando la delincuencia para actuar.
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