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El panorama con el que termina el 2022 para el café no es el mejor. No solo a causa de los elevados costos de los fertilizantes, que se convirtieron en insumos casi imposibles de adquirir para hacer el debido mantenimiento a los cultivos (la guerra en Ucrania y la devaluación del peso colombiano influyen), sino que el año termina con la producción nacional del grano a la baja en un 10%, incluso con la posibilidad de estar por debajo de los 12 millones de sacos de 60 kilos, un nivel que no se veía desde hace una década. 
Como si fuera poco, el precio de la libra de café colombiano tiende a la baja, con una cotización en la Bolsa de Nueva York alrededor de 1,70 dólares, casi un dólar menos que el precio que se llegó a tener a comienzos del año.Eso ha implicado que el precio interno también vaya en descenso, cayendo a $1 millón 900 mil, cuando la mayor parte del 2022 estuvo cerca de los $2 millones 500 mil. Aunque todavía es una actividad rentable para los cultivadores, el panorama no es halagüeño, y seguramente vendrán tiempos difíciles, porque los pronósticos son desfavorables tanto en precio como en volumen. 
Además de las dificultades para hacer un mantenimiento adecuado a los cultivos por la escasez y elevados precios de los insumos agrícolas, las copiosas lluvias de este año sobre los cultivos llevaron a retrasos en las floraciones y volúmenes de cosecha por debajo de los niveles tradicionales. Para octubre la caída en la producción fue del 12% con respecto al mismo mes del 2021. Esa situación hizo que durante los dos últimos años, en los que la baja en la producción fue sensible, no se hubieran podido aprovechar de mejor manera los buenos precios internacionales. Si bien fue un bálsamo, queda un sabor de boca agridulce por una coyuntura que pudo ser mejor. 
Hay otra variable importante que ahora parece no ser positiva para el café colombiano, y es lo que pasa con el mayor productor del mundo, Brasil. Si bien la caída en la producción cafetera de ese país en el 2021 y 2022 elevó los precios del grano en el mercado internacional, para los próximos años los pronósticos muestran una posible recuperación en la producción brasileña, lo que hará que sus inventarios mejoren y que los precios internacionales tiendan a bajar. Así, si no se afronta de manera adecuada la actual coyuntura, el futuro de los cafeteros colombianos podría ser difícil, sin recuperar la producción y con precios desfavorables.
También llama la atención que las exportaciones de café también se han visto reducidas, lo que evidencia una contracción del mercado. En octubre descendieron un 5% con relación al mismo mes del año pasado, lo que lleva a pensar que el mundo también está consumiendo menos café. En todo el 2022 la caída es del 6%. Todos estos fenómenos impactan a cerca de 540 mil familias que viven de cultivar y cosechar el grano en el país. 


En el caso de Caldas, la mayoría de municipios cafeteros reportan bajas en la producción entre el 20% y el 30%, con lo que las afectaciones en nuestro departamento son mayores. La dirigencia cafetera y el gobierno nacional tienen el desafío de conducir esta actividad agrícola por caminos más seguros en los próximos años, en lo cual la renovación y la mejor fertilización de los cultivos tienen que ser prioridad, así como la búsqueda de cada vez unas mayores productividad y rentabilidad que regresen a los bolsillos de los cafeteros. Si aún hay posibilidades de buenos precios hay que aprovecharlos.