Un muerto y 27 lesionados por pólvora, balance final en Caldas en la temporada 2022-2023. Ese fue nuestro titular de la edición del 12 de enero de este año, reportando 28 casos de afectados por usarla, entre ellos y el más doloroso un accidente el 28 de diciembre en Riosucio. Dos primos se movilizaban en una motocicleta cargando entre sus piernas una caja llena de pólvora negra para fabricar tacos, usados en la explotación minera. Iban manipulando el material, que se detonó. Uno de los ocupantes, de 28 años, fue la víctima mortal, quedó con la mitad del cuerpo destrozado.
Así de crudos son los hechos que puede causar el uso libre de pólvora, pero la ciudadanía no aprende de eso y pareciera que cada diciembre, fin de año y festividades se olvida lo sucedido. Son aquellos que prefieren exponerse a la gravedad de un accidente de estas proporciones, a resultar con quemaduras que dejan lesiones tan fuertes como la mutilación de partes del cuerpo o tener que someterse a dolorosos tratamientos y a cicatrices imborrables.
La fabricación, comercialización y uso de pólvora debe estar exclusivamente en manos de expertos, que tendrán que operar regulados y controlados por la ley. Ese sería el ideal, pero mientras muchos municipios en Caldas acudiendo a la responsabilidad expiden decretos reglamentando estas actividades, otros se siguen resistiendo y permiten que lleguen fechas como estas sin ninguna restricción. Eso ocurre en Palestina, donde hay venta y uso abierto de la pólvora, como se observa en Santágueda, donde hay expendios de estos productos y no hay autoridades para frenarlo.
Se espera que Palestina y otros municipios del departamento hayan entendido lo riesgoso de permitir estas actividades. Si los alcaldes salientes no lo hacen, pueda ser que los que lleguen el 1 de enero a gobernar acudan a expedir los decretos y a ejercer los controles en barrios y veredas. Solo así se reducirán los lesionados, a pesar de las campañas anuales que ya empezaron a difundirse. Los actos administrativos deben incluir sanciones severas y reales en su aplicación para quienes insistan en no acatar las normas, mucho más cuando se trate de casos que involucren a menores de edad.
El secretario de Salud de Manizales, Carlos Humberto Orozco, recordó que aquí se iniciaron las campañas contra la pólvora hacia el año 70, que la ciudad tuvo el primer pabellón de quemados del país en el Hospital Infantil, convirtiéndose en servicio de referencia; ya no existe y la necesidad se ha compensado con los centros asistenciales. El municipio pasó de tener 40 lesionados por pólvora hace 15 años a 3 casos en el 2022. Anhelamos que esa tendencia no solo sea de la capital, que los 27 municipios de Caldas sumen acciones para proteger la salud y la vida de sus habitantes y que en las fiestas y celebraciones venideras no haya más muertos ni lesionados por pólvora.
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