Seis años pasaron desde que asumió el Gobierno de México Andrés Manuel López Obrador, más conocido como AMLO, quien llegó con una agenda más cercana a eso que hoy llaman progresismo y unas posiciones claramente de izquierda, algo nada novedoso en la segunda economía más importante de Latinoamérica. Sin embargo, aunque el mandatario sale con una aprobación importante (cerca del 70 por ciento, según encuestas), lo que le valió poner sucesora, al observarse en más detalle se pueden encontrar las sombras de un mandato que incumplió muchas de sus promesas.
Aunque AMLO se cobra que salieron de la pobreza en su país 10 millones de personas durante su Gobierno y, a pesar de la pandemia que él negó en un principio, analistas independientes reconocen este factor como clave en las métricas de imagen positiva para el saliente presidente, pero advierten que en el mejor de los casos fueron 6 millones de personas, una cifra muy importante, pero lejos del dato gubernamental.
Coincide la salida del mandatario de izquierda con la conmemoración de los 10 años del caso Ayotzinapa, en el que fueron desaparecidos 43 estudiantes después de apropiarse de un bus para acudir a unas protestas. A pesar de la promesa de AMLO de dar con los responsables, este es el momento en el que las familias no saben nada de los cuerpos de sus seres queridos y, al contrario, hubo retrocesos en la investigación, desde que se tocó que podría haber complicidad en el hecho criminal del Ejército. Cómo hubiera ayudado un respaldo contundente para avanzar en la investigación, pero quedó como tarea pendiente.
Es que la inseguridad ha sido la mayor frustración de este Gobierno, pues las tasas de homicidios se incrementaron de manera exponencial al superar los 30 mil al año, mientras que las desapariciones de migrantes no cesan y se presentaron casos aberrantes. Ni hablar de la violencia contra periodistas exacerbada por la confrontación permanente que mantuvo desde los micrófonos el mandatario. En el sexenio se calculan 42 comunicadores asesinados en razón de su oficio, cinco continúan desaparecidos. Otra promesa incumplida del presidente fue la desmilitarización del problema del narco.
Es lo económico lo que pudo dar buenos frutos y sobre todo al lograr que Estados Unidos volcara de nuevo sus ojos sobre la frontera e invirtiera hasta constituirse México en el mayor socio comercial por encima de China, aunque esto aún no redunda en un crecimiento más decidido de la economía, que resulta mediocre, pero hay proyectos, en parte gracias a las dificultades mostradas por la globalización.
La llegada de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, trae nuevos aires, aunque en su discurso de posesión haya defendido las tareas de su antecesor, incluida la criticada reforma judicial. No obstante, fue clara en que respetará los derechos fundamentales y sobre todo la libertad de prensa. También le corresponderá demostrar que los logros en materia de género en la capital federal se traduzcan en ejecutorias en bien de la igualdad en el país. Será clave que las buenas relaciones que se vieron entre el presidente de Colombia y la nueva mandataria durante la reunión conjunta antes de la posesión se traduzcan en trabajo colectivo por el bien de los colombianos y los mexicanos. Ya veremos.
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