Tuvieron que pasar seis años para que el Concejo de Manizales accediera a autorizar al alcalde a cobrar por el aprovechamiento económico del espacio público en la ciudad. Esto lo propuso entre 2017 y 2018 siendo alcalde Octavio Cardona, lo que ocasionó fuertes protestas ciudadanas en rechazo a un proyecto de acuerdo y terminó archivado. En el 2020 llegó a la Alcaldía Carlos Mario Marín, quien a pesar de mencionar que insistiría con una apuesta propia para regular este uso, nunca dio un paso en la práctica. Ahora, en los primeros seis meses de la segunda alcaldía de Jorge Eduardo Rojas lo logró, al tener un Concejo con las mayorías de su lado.
Después del aval político, Rojas queda con un plazo de seis meses a partir de esta semana para fijar cuáles van a ser las tarifas que se les cobrarán a los comerciantes formales e informales. En esta labor de filigrana es donde el alcalde deberá proceder con sumo cuidado y ojalá que para ello se rodee de muy buenos técnicos y de conocedores en temas de planeación, económicos y sociales para no cometer injusticias en lo que se va a comenzar a cobrar en la ciudad. Deberá depender del área que se está usando, del estrato en el que está ubicado, del uso que se le está dando al espacio público y de las condiciones del comerciante.
No podrán ser aranceles excesivos para nadie, mucho menos ahora con una economía tan afectada como la nacional, de la que se espera una recuperación y esto recae directamente en los alcaldes y en los gobernadores ya que el Gobierno nacional poco actúa para tal fin. No podrá cobrarse lo mismo, así estén en el mismo barrio, a un comerciante que tiene una pequeña venta de arepas en el andén junto al portón de su vivienda, que al restaurante bien estructurado que lo que hizo fue ampliar sus espacios de atención al público al antejardín del predio y montar allí una gran terraza con cerramientos y dotación.
Para no caer en estos pecados, ojalá la Alcaldía se detenga a evaluar primero las características socioeconómicas de los comerciantes y para ello se puede valer de la Cámara de Comercio y de Fenalco que conoce a sus agremiados; teniendo en cuenta que incluso entre los propios informales existen personas con capacidad financiera suficiente como para pagar, pero otros que están en la calle vendiendo por necesidad y esa es su única fuente de subsistencia propia y de su familia. De la propuesta de la Alcaldía es bien importante que se conserve el destino de lo que vaya a recaudar por este concepto, que irá a un fondo para inversiones en la adquisición, mejoramiento y mantenimiento de andenes, calles y plazas.
Contempla lo aprobado por el Concejo una interesante figura, los pagos en especie que podría hacer el comerciante como mejoras al espacio público, lo cual también deberá quedar muy bien reglamentado para no terminar favoreciendo a nadie. De esto se deberá cuidar el alcalde, que en el cobro que se vaya a hacer no entren en juego los amiguismos ni las influencias de cercanos a la Alcaldía, ni a funcionarios públicos, ni de concejales para evadir el pago. Es justo que por el aprovechamiento comercial que por años se ha hecho del espacio público en Manizales sin pagar un solo centavo ya se empiecen a hacer cobros, pero con sensatez y mesura, al menos mientras pasan las dificultades económicas.