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A 15 días de su nombramiento como ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Salazar, ya puso al país en revuelo por sus destempladas declaraciones el jueves en una sesión de la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, donde se le daba debate al proyecto de Reforma a la Salud. Advirtió que durante la pandemia por la covid-19 se había montado un negocio y se triplicaron las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), como ocurrió en su tierra natal, Tolima, donde abrieron UCI como cualquier tipo de droguerías, además sin personal capacitado para atender a los pacientes.
En medio de su desacertada intervención aseguró que revisará cuántas personas salieron vivas de esas UCI. Aunque no reveló de dónde procede su información y quiénes exactamente lo hicieron, denunció que con la covid en Colombia se hizo un negocio en grande y que no lo han dicho; además, que solucionó muchos problemas, pero no para la gente, porque empobreció al país. No podía dejar de relacionar su intervención con la lucha de clases y remató con que allí estaban para defender a los pobres y no a las élites. Se olvida, ministro, que la pandemia golpeó la economía mundial, que el empobrecimiento es generalizado y que por algo las finanzas nacionales, como ustedes mismos lo han dicho, no pasan por el mejor momento. Además, el Gobierno es para todos los colombianos, no solo para unos.
Si hubo irregularidades y se incurrió en algún delito por la atención de la pandemia durante el Gobierno de Iván Duque, siendo ministro de Salud Fernando Ruiz Gómez, no solo debe expresarlo ligeramente en el Congreso, está obligado a denunciarlo ante instancias de control y judiciales como lo obliga la ley. Pero si lo dice basado en comentarios o en percepciones, o con el retrovisor puesto para atacar al Gobierno que salió, queda muy mal parado. Se empaña, una vez más, la desgastada imagen del Gobierno del presidente Gustavo Petro.
Como médico que es, no le queda bien salir con estos desaguisados, declaraciones que para el sector que usted representa son irrespetuosas y carentes de rigor técnico. Ningún país del mundo pudo enfrentar la pandemia de manera perfecta, sin caer en errores, porque nadie sabía cómo hacerlo. Se pusieron en marcha medidas urgentes como la apertura de UCI, claro, pero con un solo fin: salvar vidas, sin tener en cuenta estratos ni condiciones. Le preguntamos, señor ministro, porque con seguridad su grupo de trabajo tiene las cifras exactas, ¿cuántas familias en Colombia les siguen agradeciendo hoy a los cuerpos médicos y al personal de la salud por haber salvado a sus familiares de la covid-19, a pesar de haberse expuesto a un contagio y haber dedicado extenuantes horas y días en su atención?


Que el Gobierno Duque cometió errores durante la atención de la pandemia, sí, y hasta el exministro Ruiz lo acepta, pero no puede salir a afirmar con ligereza que fue como abriendo negocios que se cubrió y atendió a quienes fueron casos de vida o muerte. Fallecieron en Colombia 142 mil 722 personas, y duele como compatriotas que eran, pero gracias al aumento de camas UCI Colombia pudo salir de esa crisis de la covid-19 con muchos sobrevivientes. La salud no puede ser instrumento para hacer política, es un derecho ciudadano que el Estado tiene que garantizar. Más bien, ministro, junto a su equipo de trabajo se deben concentrar en resolver cosas como los vicios de trámite que se denunciaron en el Congreso sobre la Reforma que como está, muchos expertos consideran un riesgo para la salud del país.