El episodio de Maluma dejando el set de grabación de un canal israelí, luego de que un periodista le preguntó su opinión sobre la violación de derechos humanos durante la construcción de los estadios en los que se jugará el Mundial de Catar 2022, es apenas el más reciente de los hechos polémicos alrededor del gran evento deportivo que comienza hoy. El artista colombiano es autor Tukoh Taka, himno oficial del mundial de la FIFA.
La pregunta del periodista era válida, ya que Shakira y Dia Lipa, por ejemplo, rechazaron participar en la inauguración del evento, tras conocerse los graves abusos contra el trabajo de los migrantes, muchos de los cuales murieron durante las obras, y los derechos humanos en Catar. Sin embargo, los escándalos alrededor del certamen en específico surgieron desde el 2010, cuando la FIFA concedió a ese país la organización del mundial, entre otras, sin exigir protección en derechos humanos y sin establecer condiciones laborales para los trabajadores migrantes que serían necesarios para construir la enorme infraestructura. Tampoco acordó reglas en cuanto al trato de los periodistas, la discriminación a las mujeres y las comunidades LGBT, por ejemplo, que en ese país sufren toda clase de atropellos.
Human Rights Watch es contundente al señalar: “A pesar de las repetidas advertencias de los propios trabajadores y de numerosos grupos de la sociedad civil, la FIFA no impuso condiciones estrictas para proteger a los empleados y se convirtió en un facilitador complaciente de los abusos generalizados que sufrieron los trabajadores, incluidas tarifas de contratación ilegales, robo de salarios, lesiones y muertes”. Eso es algo que la FIFA deberá compensar ahora, con parte de los 6.000 millones de dólares de ingresos que le representarán el Mundial de este año.
Los cuestionamientos al gran evento deportivo en ese país árabe también han surgido en torno a la manera cómo Catar, un país sin tradición en el fútbol, logró obtener el derecho al realizar el evento, en la que se habrían dado actos de corrupción al más alto nivel. Otro motivo de críticas tiene que ver con que se dispute bajo temperaturas que sobrepasan los 104 grados Fahrenheit (40 grados celsius). El mismo expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, admitió que la elección de Catar para ser sede de un Mundial fue un “error”.
Ahora bien, ya es un hecho que allí se realizará hasta el 18 de diciembre próximo el más importante evento deportivo del mundo, en el que estarán las principales figuras de ese deporte, y en el que se espera que brille el buen fútbol. Decenas de miles de aficionados han llegado a ese país de apenas 3 millones de habitantes para disfrutar de la gran fiesta deportiva, y esperamos que todo transcurra sin que surjan nuevos escándalos por cuenta de las absurdas leyes cataríes que también castigan con cárcel la libertad de expresión.
Un mal indicio, sin embargo, es que las autoridades de ese país limiten la vestimenta que pueden usar los turistas, la cual debe cubrir los hombros y las rodillas. En ese mismo sentido prohíbe que los aficionados se quiten las camisas en el estadio, así como las demostraciones públicas de afecto. Tampoco está permitido tomar fotos de edificios gubernamentales. La reciente decisión de prohibir la venta de bebidas alcohólicas en los alrededores de los estadios también ha generado reacciones. Ojalá que al final del evento se pueda decir que los derechos humanos en Catar están en mejores condiciones.
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