Mientras el escepticismo impera en algunos en Manizales y Caldas sobre lo que anunció la semana pasada el presidente Petro en esta capital, con relación a construir el Aeropuerto de Café prefiriendo un diseño minimalista, se espera que la razón la tengan los que sí confían en que sus palabras sean por fin el visto bueno que se requiere para destrabar ya este proyecto que, como se ha dicho en muchos espacios y de muchas maneras, lo requiere con urgencia toda esta región para apalancar su desarrollo.
Quienes viven en ciudades que sí cuentan con infraestructuras aéreas modernas pueden imaginarse qué sucedería si tuvieran una terminal que opera solo durante el día, que mantiene más cerrada que abierta, en la que solo pueden aterrizar unos cuantos vuelos domésticos y que obliga la mayoría de las veces a desplazarse a una ciudad vecina para poder viajar. Eso es lo que hemos vivido por décadas en Manizales. Por eso tanto preocupa a los que dudan de las palabras del presidente, porque no se sabe con certeza a que se refiere con el término minimalista, si es a un diseño barato, a uno pequeño, solo a una pista de aterrizaje o qué sea una estructura de este tipo.
Si su propuesta es que en una primera fase se construya la pista de 1.400 metros, como está planteado en el proyecto, y luego en fases siguientes de mediano plazo llegar a la anhelada de 3.600 metros, no habría problema. Pero si lo que está pensando es trasladar lo que hoy se tiene en La Nubia para Palestina, realmente no se hará mucho por esta región, más si la meta es aportar al turismo con el transporte de pasajeros, no solo al transporte de carga. Bueno recordar que desde el Gobierno nacional se plantea la política del turismo como fuente de desarrollo para las regiones. ¿Por qué para esta no?
A punto de completar dos años con los trabajos suspendidos (desde el 12 de julio del 2022) está Aerocafé por problemas con el contratista, la firma española OHLA, que paró labores y el caso está en poder de un tribunal de arbitramento, que debe fallar. Pero independiente de este asunto legal, Aerocafé es un proyecto con estudios suficientes y sólidos que permiten tomar decisiones para continuarlo. Tiene compromisos financieros del propio Gobierno nacional, la Alcaldía de Manizales y la Gobernación de Caldas; tiene cierre técnico, cierre financiero, cierre social. Cuenta en caja con unos $600 mil millones y recursos de vigencias futuras que también se aportarían.
Si ese diseño minimalista es ayudarle a esta región a reactivarse económicamente, como planteó el presidente Petro para otras regiones vecinas con diferentes estrategias, pues debemos alegrarnos porque por fin se hará realidad un proyecto que cumple 20 años sin poder ejecutarlo. También es vital que la otra parte de la propuesta presidencial, de ceder terrenos del actual aeropuerto La Nubia para ampliar el campus universitario de la Universidad Nacional sede Manizales, sea también una decisión del Gobierno nacional. Se trata de un lote de mucho valor, que está incluido en el cierre financiero y permite otros usos, como el de vivienda, que podría comprar el Estado y así apropiar los recursos para poder continuar la obra de Aerocafé.
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