A 330 días de que los actuales mandatarios de departamentos y municipios terminen sus mandatos, el tiempo que les falta deben verlo como una oportunidad para que vuelvan a las ideas que promovieron cuando buscaban los votos que les dieron la elección. Es hora de revisar si están cumpliendo. Allí están los programas de Gobierno y los planes de Desarrollo, estos aprobados por los concejos y las asambleas, los que es necesario no perder de vista para ver qué tan cerca o lejos se está de esas metas fijadas. En estas épocas de imposturas políticas, para parecer, más que para ser en lo público, se hace necesario poner los pies en la tierra y sincerarse con las comunidades. Aceptar si se cumplió a rajatabla lo planteado, si se fue ambicioso o si simplemente se quedaron en apenas esbozos no concretados.
LA PATRIA, como lo ha hecho habitual, realizó una nueva evaluación de los gabinetes municipal de Manizales y departamental de Caldas, para conocer la percepción de periodistas y líderes gremiales y académicos sobre cómo vieron por lo ejecutado en el 2022 en las diferentes áreas que toman las decisiones de incidencia pública en nuestro departamento. Esta tarea, cuestionada por muchos, no pretende ser un instrumento de rigor técnico, sino una herramienta de valor político, que si la asumen los gobernantes podrán tomar medidas para corregir el rumbo, prestando más atención a los puntos que los evaluadores ven como críticos o para fortalecer lo que se asume como positivo.
Esta tarea se ha tornado más difícil en la medida en que las interinidades poco a poco se han convertido en asunto normalizado. La cantidad de cambios entre los principales colaboradores de la Alcaldía de Manizales, que ya se acerca a la sesentena, han hecho que se pase por alto que la rotación en la Gobernación de Caldas también ha sido abundante. Si bien es normal que se tengan que hacer cambios en el transcurso de una Administración, lo que llama la atención es la cantidad, en algunos casos las circunstancias en las que se dan y la falta de premura para nombrar los remplazos.
El hecho que el alcalde, Carlos Mario Marín, salga mal librado en esta evaluación sucede porque la desazón sembrada por las improvisaciones de su Gobierno, sus salidas en falso y las de varios miembros del gabinete, la incapacidad para reconocer los errores y la tendencia a chocar con los críticos, en lugar de dialogar, siembra en los ciudadanos desconfianza.
En cuanto al gobernador, que tampoco salió bien librado en la evaluación, empiezan a pasarle factura los problemas de ejecución: la no solución al problema heredado de los mataderos municipales, la colgada en el cumplimiento de metas en el proyecto bandera de vivienda, las discusiones en temas como el de los escenarios para los Juegos Nacionales con el alcalde de Manizales y el no avance de obras en Aerocafé, así haya una justificación para ello. Ahí debería poner atención, además de insistir en las vías, en lo que se ha hecho sí buena inversión.
Por fortuna, como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, no todo depende de lo público en nuestra región; esta ciudad tiene cantidad de personas y entidades trabajando para sumar en resultados positivos que favorecen el bien común. De los buenos resultados en estas también tienen que aprender alcaldías y Gobernación y sumar esfuerzos para unos mejores Caldas y Manizales, en los que quepamos todos.
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