Después de la gente, la seguridad es el activo más preciado de un pueblo y los que la conservan sin mayores alteraciones gozan de un prestigio que otorga bienestar humano, económico, social; como también desarrollo y competitividad. De allí que se diga que un territorio es un buen vividero cuando sus habitantes se sienten seguros, en campos o ciudades. La Constitución establece que las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra y bienes. No obstante, ese mandato legal se diluye cuando la inseguridad empieza a campear.
En Caldas no podemos permitir que crezca la inseguridad a niveles inmanejables, como está ocurriendo en otros territorios del país en donde ni fuerza pública, ni gobernantes logran controlarla y los delincuentes actúan sin Dios y sin ley. LA PATRIA elaboró y publicó un comparativo de estadísticas de delitos que afectan la seguridad en los 27 municipios de Caldas, basado en denuncias radicadas en el periodo entre el 1 de enero y el 26 de julio del 2022 y del 2023, donde la inseguridad no se ve reflejada ya en el número de homicidios, como flagelo que viene en declive con 6 menos entre un año y otro, sino en la comisión de hurtos.
Los robos a personas son los que puntean y en el periodo medido de 207 días se establece un impresionante incremento de 353 más (de 888 en el 2022 a 1.241 en el 2023); es decir, en todo Caldas hubo por lo menos 6 robos diarios a personas hasta el 26 de julio pasado, y eso que debe ser mucho el subregistro en este delito, porque hay personas que por temor, por incredulidad en el sistema judicial o por desconocimiento prefieren dejar de denunciar y no verse sometidas a líos o a retaliaciones cuando estos casos ocurren con victimarios que habitan en los mismos barrios o veredas.
Esta tipología de robo a personas aumentó más en Manizales, Riosucio, La Dorada, Villamaría, Chinchiná y Manzanares. Por eso tienen que poner el foco y centrar sus acciones contra este tipo de delincuencia. Mirar qué vienen haciendo Neira, Pensilvania y Victoria, donde se redujeron. Pero hay otras categorías de este delito que también van en aumento en Caldas y en orden aparecen robo de motos, hurto a residencias, hurto a comercios y robo de carros. Bien delicado además es que cada una de estas modalidades en su mayoría está relacionada con el uso de armas, blancas o de fuego, o de objetos contundentes con los que los delincuentes intimidan a sus víctimas para someterlas y accionar. No falta el empleo de la sola intimidación verbal, sin armas, pero que infunde terror por igual al tratarse de un hecho violento.
No puede dejar tranquilo a nadie que ya sean los robos los que estén primando sobre los homicidios en Caldas, porque en un hecho de estos con cualquier tipo de arma o de objeto fácilmente pueden resultar una o varias personas muertas. En el departamento varios son los casos que hemos tenido con resultados lamentables. Recientemente, los robos a peajes. Por ello también es necesario que se aumente el número de efectivos de la Policía en las calles. La seguridad es de esos activos que ninguna región se puede dar el lujo de dejar perder, mucho menos descuidar por pequeño que parezca el delito, pues son situaciones que se pueden salir fácilmente de control y afectar a toda la población.
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