El Centrosur de Caldas ha sido objeto de planificadores que ven en Manizales, Villamaría, Chinchiná, Neira y Palestina un polo de desarrollo para el departamento ante la bondad de estas tierras, ricas no solo en café, sino por la calidad de sus gentes, la mano de obra, la industria, la diversidad agrícola, el turismo, la formación educativa, el emprendimiento, los servicios públicos, la variedad de climas, entre otros muchos aspectos que sumados arrojan como resultado un potencial para ser más competitivos y traer mayor riqueza, pero juntos.
Por lo menos 25 años poniendo sobre la mesa de alcaldes y de gobernadores la necesidad de una figura de planificación que permita integrar a estos cinco municipios ya son suficientes, y ahora sí debe ser el momento para conformar el Área Metropolitana del Centrosur de Caldas. No echarle más lápiz al asunto, porque están más que demostradas sus bondades para mejorar la calidad de vida de los pobladores. Ya el registrador nacional anunció que están asegurados los recursos del Gobierno nacional para ir a una consulta popular este año, en la que se convocará a los ciudadanos a votar sí o no por la creación de esta Área. En Caldas piden que sea el 29 de octubre con las elecciones regionales.
Es la ciudadanía la invitada a definir en las urnas el futuro de este esquema asociativo del territorio, pues requiere de mayorías por el sí en cada uno de los cinco municipios. No es un capricho electoral, ni el de una administración o institución en específico. Es un anhelo y, sobre todo, una necesidad. Varios países del mundo han dado pasos gigantes para demostrar que la solución está en las regiones. Por algo ONU-Hábitat proyecta que para el año 2035 la mayoría de la población mundial vivirá en áreas metropolitanas, son la forma actual de crecer ordenadamente y el camino para solucionar problemas comunes, como los de movilidad que tanto aquejan a la Centrosur.
Pero esto se logrará en Caldas solo si hay voluntad política, pues la metropolitana tiene detractores que son los que siempre han puesto palos a la rueda para que no camine la iniciativa. Son aquellos que se sienten amenazados porque van a perder poder de decisión. ¡Mentira!, aseguran expertos en planificación. Las decisiones de un área metropolitana son conjuntas, hay representación de cada integrante y entre todos definen a qué le van a apostar, cuántos recursos van a aportar y de dónde saldrán, sin afectar la autonomía e independencia administrativa de cada municipio y concejo.
Un ejemplo en Colombia es el Área Metropolitana del Valle de Aburrá en Antioquia, que la conforman 10 municipios por su cercanía y por medio de la cual han ejecutado macroproyectos y los municipios están interactuando entre ellos, en especial para asuntos de transporte. De la del Centrosur se ha dicho que reuniría el 64% del PIB de Caldas y por lo menos el 60% de la población (unos 602 mil habitantes según proyección del Dane). Una oportunidad de oro que no debemos desaprovechar.
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