Cualquier cosa se puede esperar como resultado del tira y afloje, de las acusaciones del Eln al Gobierno nacional de haber caído en incumplimientos a lo pactado en los diálogos de paz. La negociación se encuentra congelada por decisión de esta guerrilla y el temor es que desencadene nuevas incursiones violentas contra la población civil, la Fuerza Pública y la infraestructura del Estado representadas en el uso de sus armas en combate, secuestros, extorsiones, tomas, paros armados y reclutamiento de menores de edad.
Ahora resulta que para el Eln, los diálogos regionales de paz que promueve el Gobierno en el departamento de Nariño con actores armados, violan lo acordado en las mesas como un proceso nacional. La delegación del Gobierno insiste en que no ha incumplido, que es una crisis innecesaria y defiende la iniciativa regional como mecanismo de los mandatarios locales para proteger a la población y responsabiliza al Eln por las decisiones unilaterales que tome. Parece entonces poco válida la razón que esgrime para suspender un proceso de estas características.
La pregunta es si el Eln está aprovechando para convertir los diálogos regionales en una excusa para salirse de las negociaciones, porque no tiene interés por la paz, más bien sí en seguir sus actividades y negocios ilícitos. No puede haber algo tan irreconciliable que les impida sentarse de nuevo a dialogar y a exigir, si es que en algo se incumplió lo pactado, y más con un Gobierno que ha sido muy condescendiente y se ha mantenido en la mesa a pesar de que esta guerrilla sí ha violado flagrantemente sus compromisos de cese al fuego, de no al secuestro y de no usar niños y adolescentes en sus filas.
No pueden verse los diálogos regionales como algo paralelo y excluyente de los procesos y los otros actores en la negociación; por el contrario, los esfuerzos por consolidar la paz tienen que provenir de todos los sectores, y entre más gente esté involucrada y convencida del proceso, más confianza va a generar. Lo que sí debería preocuparle a esta agrupación al margen de la ley es la denuncia que hace la Defensoría del Pueblo en cuanto a que su Frente de Guerra Occidental tiene confinados desde hace dos semanas a 40 mil habitantes en la subregión del San Juan chocoana. Esto demuestra que sí se necesita territorializar la paz.
El presidente Petro no se ha pronunciado sobre el congelamiento de los diálogos. El alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, sostiene que puede significar un momento importante de profunda reflexión. Sin embargo, no hay que estar tan tranquilos con esta decisión del Eln y sentarse a esperar los resultados de sus consultas. No es la primera vez que se levantan de una mesa de negociaciones con delegados del gobierno colombiano. El proceso de diálogo deberá seguir, pero si hay real interés del Eln por la paz y por dejar los actos de violencia.
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