Concluido el segundo periodo legislativo del Congreso de la República para nadie hay un balance positivo. El Gobierno no puede salir a cantar victoria, porque difícilmente el grueso de sus proyectos de ley que buscaban transformaciones profundas en asuntos del Estado se quedaron engavetados por inconvenientes de forma y de fondo y además, no logró establecer acuerdos políticos que le aseguren la gobernabilidad futura. Las relaciones entre ejecutivo y legislativo siguen siendo muy débiles, tanto, que muestran la desinstitucionalización del país. Se hundieron las reformas a la salud y a la educación; pasó la ley estatutaria de jurisdicción agraria y la reforma laboral en segundo debate en Cámara, pero buena parte de su articulado se cayó y lo aprobado preocupa bastante al sector empresarial porque incrementará los costos laborales en cerca del 25%. La reforma pensional también fue aprobada, pero con visos de inconstitucionalidad y reservas sobre su marco fiscal, la capacidad de Colpensiones para asumir todo el sistema, si es legal poner a pagar renta las pensiones por encima de 3.6 millones de pesos mensuales, umbral que no se considera riqueza; entre otros aspectos. Para hacerle frente a un proyecto que pasó “pupitreado” por falta de debate, el Gobierno anunció que presentará otro para hacer cambios en esos aspectos tan criticados, que eviten las demandas anunciadas ante la Corte Constitucional. Igual camino le espera a la prohibición de las corridas de toros, que golpea a Manizales y a pesar de eso pasó por mayoría de votos; decisión que podría ser declarada inexequible por la Corte debido a errores en el trámite legislativo.
Para las dos cámaras del Congreso tampoco es bueno lo que sucedió en esta legislatura. Delicados señalamientos pesan sobre los aún presidentes de Senado y de Cámara de Representantes, presuntamente por vínculos con el caso de corrupción en la UNGRD al haber recibido altas sumas de dinero para impulsar las reformas del Gobierno y las elecciones regionales de octubre del 2023. Primaron también “jugaditas” políticas de bancadas de gobierno y de oposición para evitar el debate de algunas iniciativas, lo que indujo a que el país tenga hoy leyes emproblemadas y en riesgo, y en eso el Gobierno tiene alta responsabilidad.
El Congreso debería revivir figuras que hagan visible y transparente la labor y la votación de los congresistas en sus dos cámaras, que ningún senador ni representante pueda ocultar o mentir sobre la forma en que lo hizo porque políticamente no le conviene. Debe ser información que todo ciudadano tenga a la mano a través de las páginas web o que se suministre sin ningún inconvenientes. Esta semana LA PATRIA publicó un informe sobre cómo votaron los congresistas de Caldas en seis proyectos, que respondieron seis de los ocho de la región. No entregaron información el senador Humberto de la Calle ni el representante Octavio Cardona, lo que al final es una negativa a los ciudadanos no a un medio de comunicación.
Pobres resultados además de esta legislatura porque no fue un Congreso que estuviera en permanente defensa de los intereses de las regiones, a las que se deben. Los nuestros por ejemplo estuvieron bastante aislados del acontecer justo en tiempos de dificultades como las que vive el país. Deberían estar liderando iniciativas y ayudando juntos a gestionar al departamento y a los municipios en sus propósitos. A partir del 20 de julio inician la segunda mitad del periodo para el que fueron elegidos, bueno sería que se ocuparan más de sus territorios.
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