“En 40 años, los grupos paramilitares fueron responsables de 21.000 asesinatos”: Centro de Memoria Histórica. El regreso a Colombia del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, deportado tras pagar una condena de 16 años en una cárcel de Estados Unidos por narcotráfico y lavado de activos, no puede convertirse en un distractor de lo que está sucediendo en el país. Mucho menos en una falsa esperanza para las miles de víctimas que dejó en el territorio nacional con sus incursiones violentas y que llevan esperando todo este tiempo para escuchar la verdad.
Mancuso, el temido comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) junto a paramilitares como Carlos y Vicente Castaño y Ramón Isaza, desiste de buscar protección internacional, confiado, dice, en la Ley de Justicia y Paz y la JEP como mecanismos para el cierre del conflicto armado interno. Justicia y Paz deberá decidir inicialmente sobre su solicitud de libertad condicional, pues en este tribunal existen dos medidas de aseguramiento pendientes en Colombia por 602 homicidios, 974 desplazamientos y 63 desapariciones.
Pero antes que llegar a desempeñar el papel como gestor de paz en el país, designado en julio del año pasado por el presidente Petro, Mancuso debe acudir primero a seguir reconociendo sus actos en el paramilitarismo, a esclarecer la verdad, a explicar y probar la relación que supuestamente dice que tienen políticos y empresarios como auspiciadores de crímenes de las Auc. A la JEP debe estar dispuesto a aportarle más elementos, especialmente para aclarar la relación que existió entre paramilitares y miembros de la Fuerza Pública en la comisión de delitos. No se llegará a nada positivo para la paz del país si su retorno tiene que ver con ganar privilegios a cambio de hundir a contradictores políticos, del Gobierno o de cualquier otro sector.
También debe comprometerse Mancuso a la no repetición. Aunque la mayoría de paramilitares se acogieron a Justicia y Paz desde el 2004 a cambio de la reducción de sus penas, en estos años se reconformaron en Colombia grupos criminales con otros nombres como residuos de las Auc. Siguen sembrando violencia el Clan del Golfo y las autodefensas de la Sierra. Mancuso, en un comunicado firmado como gestor de paz, aseguró que se pone a disposición para acompañar conversaciones, contribuir a la resolución de conflictos y “eliminar cualquier tipo de violencia que evite que Colombia sea una nueva fábrica eterna de víctimas y dolores colectivos”.
Deberá concentrarse también en ayudar a resolver casos de desaparecidos. Muchas son las familias en el país que tras ese largo tiempo de Mancuso extraditado a Norteamérica desde el 2008 van de aquí para allá tratando de encontrar el paradero de sus seres queridos, vivos o muertos, pero de los que no volvieron a saber nada y su dolor se mantiene sin poder hacer un duelo. Encontrar esas respuestas es lo que tiene ahora animadas a las víctimas, pero sobre todo el país necesita verdades, no más mentiras construidas como recompensa.