No hay nada de nuevo en decir que nuestros municipios envejecen rápidamente, que Manizales es la ciudad con la mayor proporción de adultos mayores frente a la cantidad de jóvenes. Sin embargo, se tienen las cifras, los diagnósticos, se repite cada tanto que no hay políticas públicas pensadas en estas realidades, pero poco se hace para cubrir tales necesidades que son de las localidades, sobre todo de la gente. Este mes del adulto mayor debe servir para pensar en estas realidades, no solo para llevar a los ancianos a unas jornadas recreativas, a darles un almuerzo y poco más. Es hora de transformar la manera de diseñar los espacios públicos, de ser más exigentes en las ayudas que se brindan a los más necesitados.
Es necesario escuchar las necesidades de los propios adultos mayores, de todas las condiciones. y ellos piden espacios más seguros para residir, para la recreación, para caminar, para poder reunirse con sus amigos, que sean tenidos en cuenta con sus experiencias y que no los jubilen de la vida social, está muy bien que alcancen su pensión, pero hacerlos a un lado es desperdiciar la oportunidad de aprovechar su conocimiento. Por eso, bien valdría la pena pensar en espacios donde ellos puedan disfrutar y también donde todos podamos aprovechar sus experiencias. Tenemos mucho que aprender de las culturas orientales y de las ancestrales en el respeto a quienes han sido los testigos de sus épocas y que tienen mucho que aportar aún.
Sin embargo, cada que se diseña una vía rápida sin espacios seguros para ellos, cada que se estrechan o desaparecen los andenes, que se dejan muy altos los pasos para subir de la calle a la acera, que se ponen torniquetes durísimos de girar en las busetas y escalones que requieren de un esfuerzo adicional para poder movilizarse, se está excluyendo a estos ciudadanos. Ni hablar de la velocidad de muchos vehículos en las calles, que son una amenaza permanente para quienes cruzan la vía, pero más para los adultos mayores que deben hacerlo muy despacio, lo que a veces quien va en el automotor o la motocicleta no entiende.
La tercerización de los recursos de la estampilla departamental pro adulto mayor, hay que decirlo, poco ha servido para mejorar la vida de estas personas en los municipios. Hasta el momento se han gastado millones de pesos recaudados, pero se repiten los mismos problemas, y hay mucha opacidad en el gasto, pues con la tercerización lo que hacen es evitar la transparencia. Los centros vida en muchos casos son atendidos por personal no idóneo y van allí los adultos mayores solo por el refrigerio, pero no porque encuentren espacios que les sirvan.
Claro, se dirá que se hace una jornada así, otra de tal manera, aunque la realidad es que hasta el momento son muchas las quejas que llegan de los municipios sobre el uso de estos espacios para politiquear, que la plata no llega, que no se acompaña con recursos a los ancianatos bien manejados por la sociedad civil. En Manizales, la situación no es muy diferente. El respeto por los mayores es entender que muchos beneficios que tenemos hoy fueron construidos por quienes estuvieron antes que nosotros en los lugares donde se tomaban las decisiones, que construyeron la riqueza y el bienestar que otros aprovechamos actualmente. Lo menos que se puede hacer es brindarles esa calidad de vida que se merecen.
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