Una vez más el populista Gustavo Petro enardece su verbo y se entusiasma con los micrófonos y ante una multitud, para prometer acabar con una institución centenaria que ha probado con creces los beneficios para la ciudadanía y para el país. En esos momentos el presidente se olvida por completo del moderado y dialogante dirigente que en sus discursos de Estado da la impresión de ser un hombre que escucha, y se deja poseer por el parlamentario que vocifera y por el ideólogo socialista de otras épocas.
En esta oportunidad el escenario fue Pitalito, en el Huila, región que se ha ido consolidando en los últimos años como principal productora del grano en el país. Allí planteó la propuesta o amenaza, dependiendo de quién lo analice, de que se reforme la Federación Nacional de Cafeteros o se terminará el contrato para que no se continúe con el sistema actual de manejo del Fondo Nacional del Café, recursos que administran los cafeteros, casi siempre con muy buen tino y pensando en favorecer a los ciudadanos. Si algún gremio del agro ha mostrado ser competente para manejar recursos, ese es el cafetero, de eso sí que no quepa duda. No puede olvidar el mandatario que buena parte de estos recursos se destinan a los programas de extensión, bastante exitosos que tienen los comités de cafeteros, y a la investigación, que es la que ha traído el valor agregado continuo a nuestra economía cafetera.
Es posible que la Federación Nacional de Cafeteros requiera una reestructuración, que deba ajustar altos salarios, que se busquen formas de mejorar los ingresos de los cafeteros de a pie; siempre hay espacio para las mejoras, pero esto no puede darse bajo amenaza. Hace rato quedaron atrás los tiempos del despilfarro, del derroche y se ve una organización más técnica, con capacidades que antes no tenía. Como en tantas otras cosas, al presidente le pesan las nostalgias del pasado y propone discusiones que parecen extemporáneas. ¿Quién puede creer que el Estado es capaz de invertir mejor los recursos del FNC, de lo que lo hace el gremio cafetero? Este es un probado ejecutor, lo que no es precisamente algo que caracterice al Gobierno Petro. De nuevo invitamos al presidente a informarse mejor antes de lanzar amenazas. El gremio cafetero debe intentar tender puentes de diálogo con el Gobierno, pues lo que necesitan los caficultores, más en estos momentos de precios y tasa de cambio del dólar bajos, es la unión entre Estado y Federación, para que, como tantas otras veces ha sucedido, se le dé un espaldarazo a los cultivadores e impedir que sucumban a los altos intereses, a los elevados costos de producción y recolección y esto los lleve a perder la calidad del grano o, peor, a abandonar el ancestral cultivo para intentar en otras modalidades que tienen mucho menos de solidarias a la hora de irrigar riqueza.
De los gremios agropecuarios fuertes del país, que son varios, no hay otro que mejor invierta sus recursos con sentido de solidaridad, de mejora continua, de buscar estándares de calidad todo el tiempo y que lo haga en un gremio en el que todos los cafeteros son y se sienten parte. Esa es una realidad que no se puede desconocer. Bienvenido el diálogo, pero de ninguna manera, el desconocimiento de un gremio que durante 96 años ha demostrado ser un soporte de la economía campesina en el país.
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