El fútbol es un deporte de pasiones, pero eso no justifica la violencia; hacerlo sería retornar al estado salvaje del ser humano, que hace rato evolucionó. Hoy invitamos a todos los hinchas y barristas del Once Caldas a actuar con mesura, aunque el Club atraviesa por uno de los peores momentos de su historia deportiva. Hay dolor por el equipo, sí; hay sentimiento de rabia por malas decisiones, también; pero debe haber es un llamado de atención pacífico, respetuoso y sin alterar el orden público.
La responsabilidad por las graves equivocaciones en que ha incurrido el equipo debe buscarse en el alma y nervio del Club. Han sido cinco años con nueve eliminaciones consecutivas, no hay procesos deportivos serios y ello se nota en que bajo la dirección de los actuales dueños son 229 jugadores y 13 técnicos contratados; es decir, 10 jugadores por semestre y 1 técnico por año como informó LA PATRIA esta semana. Esa entrada y salida permanente de personal dificulta cumplir cualquier estabilidad y meta deportiva.
La Junta Directiva, faltando dos fechas para concluir la participación en la Liga BetPlay II, terminó los contratos del director técnico Pedro Sarmiento, del preparador físico, del entrenador de arqueros y de seis jugadores; desde adentro dicen que se avecinan más salidas. Se basan en que no han tenido un buen desempeño y el Club se salvó del descenso fue por el rendimiento de los demás equipos en la tabla, no por méritos propios. Sin embargo, falta es que las directivas conozcan a fondo el sector y tengan asesores que impidan tomar decisiones erradas que están poniendo en riesgo el nombre ganado por el equipo.
Al Once le faltan dos partidos, hoy en el Palogrande con América de Cali y el domingo 5 de noviembre con Santa Fe, en Bogotá. El fútbol profesional estará ausente del Palogrande durante tres meses, y con ello se pierde la posibilidad de mover la economía, que sucede con cada evento que se realiza en la ciudad. La barra Fidelidad Blanca hará hoy un plantón contra Tulio Mario Castrillón, presidente del Club. Por eso el llamado a la cordura. Otras tareas pendientes son la administración del estadio Palogrande y la relación de la dirigencia con otros estamentos de la ciudad y del departamento.
Más allá de haber quedado eliminado, el Club y en especial sus directivas deben sentarse a revisar lo que han hecho, bien y mal, y estructurar entre todos un plan de mejoramiento que incluya asesoría y conocimiento óptimo, buenos jugadores y un técnico con experiencia para conseguir resultados positivos en los torneos del 2024. Se trata de un negocio privado, claro está, pero lo que el fútbol profesional representa para Manizales lo deben contemplar los dueños del Once. Como empresarios son corresponsables sociales con la ciudad, que no solo existe para generarles dividendos por entradas y para concederles exenciones tributarias cada año.