El 21 de junio del 2021 en el recinto de la Asamblea Departamental los alcaldes de Aranzazu, Neira, Filadelfia, Marulanda y Salamina; transportadores, miembros del gabinete departamental, diputados y el gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez, posaron para la foto como símbolo de la firma del Pacto por el Norte de Caldas. Estaba dirigido a dos compromisos del Departamento: conceder descuentos en las tarifas del peaje La Estrella, que se debe pagar en el sentido Neira-Manizales, y que con lo recaudado se harían inversiones para mejorar las vías del norte que estaban en un fuerte desgaste.
Venía creciendo la molestia ciudadana al tener que cancelar una tarifa sin ver esos recursos reflejados en el buen estado de las carreteras. Como antecedente, que hoy todavía la Gobernación debe tener en cuenta, es que el 1 de mayo de ese año, en medio de las protestas del estallido social, vándalos trataron de incendiar la caseta de La Estrella como ocurrió en la del peaje de la Quiebra de Vélez, otro a cargo del Departamento y que dejaron acabado. En ese tramo ya no se cobra tributo alguno. La decisión con el de La Estrella, que también quedó con daños, fue suspender el cobro y con la firma del Pacto se estableció que a la semana siguiente se reactivaría con tarifas diferenciales y descuentos para usuarios frecuentes. Eso enardeció otra vez a los manifestantes, que el 23 de junio arremetieron por segunda ocasión contra la estructura y le quebraron los vidrios.
No valieron encuentros posteriores con el gobernador, ni sus anuncios de estudios fase tres para un proyecto de una nueva vía hacia el norte de Caldas. El peaje reactivó el cobro y a mediados de diciembre del 2022 volvieron las protestas, ya promovidas por la comunidad afectada que impidió el pago y bloqueó la vía. En actitud reactiva, no resolutiva, la Gobernación llegó al lugar con maquinaria y calmó los ánimos. Sin embargo, el pasado martes hubo nuevos reclamos y bloqueos porque no se han dado los mejoramientos viales ni la construcción de andenes en puntos críticos de la carretera.
No es sano acudir a vías de hecho como forma de presionar soluciones, pero tampoco es sensato con una comunidad que está pidiendo resolver necesidades básicas que un gobierno incumpla tantas veces lo prometido en acuerdos o falte a lo que la Constitución le demanda. En el bloqueo de la semana pasada los manifestantes decidieron habilitar el paso con la condición de que no se cobre peaje hasta llegar a un acuerdo con la Gobernación, lo que ocurrió el jueves en la noche, desde cuando se reactivó. La Administración departamental anunció hacer inversiones en la vía, que quedará sin un solo hueco hasta Arma, y también mantendrá la tarifa preferencial en el peaje, incluyendo a los buses que cubren la ruta a Neira, que pagarán 50% menos del valor actual.
A pesar de esto, debería darse un diálogo entre las partes. La comunidad y los gremios, en actitud propositiva hacia la búsqueda de soluciones, y la Gobernación para exponer con toda sinceridad hasta dónde puede llegar en estos seis meses que le faltan de Gobierno. En otros momentos se ha hablado de trasladar la caseta del peaje a un lugar distinto, de forma que no golpee el bolsillo de los neiranos que a diario se movilizan a trabajar, a estudiar o a realizar diligencias en Manizales. Esa posibilidad debería ser analizada con rigurosidad técnica para evitar que los afectados sigan acudiendo a acciones al margen de la ley que podrían terminar en hechos lamentables.