El Gobierno nacional puso a andar el programa Renta Básica Ciudadana, que reemplaza al de Ingreso Solidario que estuvo vigente hasta el año pasado y creó el expresidente Iván Duque para mitigar, durante la pandemia, el impacto de esta situación. En ambos casos la cifra tope de pago es de $500 mil por familia que reúna los requisitos y su objeto es que esté focalizado en aquellas que se encuentren en situación de pobreza o de pobreza extrema. Loable en todo sentido, sea como se llame el programa, lo interesante aquí es que el Gobierno actual, ya con el visto bueno del Congreso de la República que aprobó los recursos en el Plan Nacional de Desarrollo, determine muy bien y controle a quién van a llegar estas ayudas.
Prosperidad Social es la entidad a cargo. En su página web se lee que Renta Ciudadana fue propuesto como un programa dirigido a las poblaciones más vulnerables del país con el único fin de que tengan ingresos dignos que les permitan superar el hambre y la desnutrición, adquirir autonomía económica y acceder a derechos fundamentales de salud y educación. Pero se debe actuar con filigrana para no caer en lo de otros gobiernos. Muchos subsidios con otros nombres llegaron en Colombia a quienes no lo necesitaban y con eso le hicieron conejo al país. Se asegura que para acceder a la ayuda económica, las familias tienen que estar registradas en el Sisbén IV, como víctimas del conflicto o pertenecer a comunidades indígenas.
Presidencia dice que no es un programa asistencialista y ojalá así sea, porque a nada bueno lleva dentro de una sociedad el proteccionismo radical. Venezuela implementó desde el Gobierno de Hugo Chávez bonos que llevaron a un relajamiento ciudadano. Muchos prefirieron quedarse dependiendo de lo que les dé el Estado y se marginaron del sistema laboral. Es ahí cuando analistas afirman que mejor que pagar subsidios es desarrollar programas de formación y emprendimiento dirigidos a abrir oportunidades. Ante finanzas nacionales apretadas, como ha expresado el Gobierno Petro, y los costos fiscales que demandan este tipo de programas hay que ser más estricto para conceder ayudas.
La Renta Básica fue creada para que se pague especialmente a madres cabeza de hogar con hijos menores de 6 años de edad y eso también es destacable. $500 mil bien usados, sobre todo en alimentación, impactarán en nutrición. En la Encuesta de Percepción Ciudadana 2022 que realiza Manizales Cómo Vamos se vio un exagerado aumento de 16 puntos porcentuales en la proporción de quienes se consideran pobres, pasando de 7% a 23% en un año. Además, aunque bajaron en 6 puntos los hogares donde algún miembro tuvo que comer menos de 3 comidas diarias porque no había alimentos suficientes, sigue siendo preocupante que así lo considere el 17% porque en la serie 2012-2020 el promedio nunca superó el 10%. A segmentos como este es al que tiene que estar focalizada dicha renta.
Desde Prosperidad Social también se deberá blindar este programa de cualquier asomo de politiquería, sobre todo en un año electoral como este, en el que podrían surgir intereses oscuros y empezar a conceder este tipo de ayudas a cambio de votos, que es lo que ha pasado en otros gobiernos y se ha denunciado. Por ejemplo, se encontraron hasta congresistas vinculados al Sisbén, y al día de hoy no hay sancionados por dicha irregularidad. Indiscutible que la Renta Básica es una medida de choque para reducir los riesgos sociales a los que lleva la desigualdad que tanto aqueja al país, por eso insistimos en que se debe cuidar muy bien a quiénes se les va a pagar.