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La deuda histórica que como entidad tiene la Administración municipal con la Comuna San José y sus habitantes, los antiguos y los actuales, ojalá empiece a ser saldada pronto. La Alcaldía de Jorge Eduardo Rojas, como parte de los procesos de reestructuración para sanear las finanzas del municipio, decidió que es necesario liquidar la Empresa de Renovación Urbana de Manizales (ERUM) como encargada desde el 2009 del Macroproyecto San José, que por sus múltiples incumplimientos y descalabros es llamado Macrodesastre, ya que desplazó a unas 10 mil personas y todavía no concluye.
15 años han pasado desde que la ERUM comenzó con este fallido proyecto del exalcalde Juan Manuel Llano. Planteaba mejorar las condiciones de vida de la Comuna, enfrentada a zonas vulnerables desde lo físicoterritorial y a problemas sociales como el hacinamiento. En 14 componentes propuso construir vivienda de diferentes tipos, un gran parque recreodeportivo, senderos ecológicos, centro comunitario, un macrocolegio, un par vial para descongestionar la ciudad en sentido oriente-occidente, mitigación del riesgo en zonas inestables, protección de áreas y amoblamiento urbano e institucional. A Llano le siguieron tres alcaldes, incluyendo la primera Administración de Rojas, y de todo lo prometido por Llano no se consolidó ni la mitad.
Por eso ahora se ve con buenos ojos la liquidación de la ERUM, que venía de manejar otro fallido proceso de renovación urbana, el de la Baja Suiza; terrenos que terminaron vendidos a proyectos privados. Las inversiones que reporta haber hecho la ERUM por $256 mil 447 millones 710 mil 832 en San José no han brindado calidad de vida, pero sí han sido bastante cuestionadas; eso sin tener en cuenta que la Nación también aportó recursos al haber sido declarado el Macroproyecto de interés social nacional y gracias a eso se pudieron construir el colegio y parte de las viviendas para familias de bajos recursos.
Se actúa de manera responsable con la ciudad al no mantener una entidad como la ERUM, con una imagen deteriorada para incursionar en otros negocios urbanísticos, y que como determinó un estudio de viabilidad financiera le estaba generando pérdidas al Municipio. Lo que debe venir ahora, además de la liquidación de la Empresa, estimada para seis meses, es dejar muy claro cómo se va a manejar la fiducia establecida para el manejo del patrimonio autónomo del Macroproyecto, que se cederá a Infimanizales para terminar de consolidar lo pendiente, excepto el componente de vivienda que quedará a cargo del Ministerio para ejecutarlo. Ninguno de los dos debería seguir incurriendo en demoras con las obras que falten o haya que modificar.


Igualmente la Alcaldía deberá determinar qué entidades del Municipio se van a ocupar de la Comuna San José, donde todavía quedan rezagos, casi ruinas, de lo que fue una desordenada e improvisada compra de predios y demolición para generar el suelo que requería este Macroproyecto. Allí se podría pensar en aprovechar estos terrenos, una parte en amoblamiento urbano para compensar a la comunidad con lo que nunca ha tenido en zonas verdes y de esparcimiento, y el resto ponerlo a la venta para proyectos de urbanización, pero sobre todo pensar en la gente que todavía se encuentra asentada en las laderas y que deben ser reubicadas. Eso compensaría en algo todos los impactos negativos del Macrodesastre.