Parece que la tan cacareada prioridad que se pregona no se refleja en hechos. Estos pasan por tomar las decisiones que permitan a los estudiantes tener un año escolar sin sobresaltos.
La educación es un tema que está siempre en el primer lugar de los discursos de las administraciones públicas, pero parece que la tan cacareada prioridad que se pregona no se refleja en hechos. Estos pasan por tomar las decisiones que permitan a los estudiantes tener un año escolar sin sobresaltos. LA PATRIA dio cuenta de al menos seis ejemplos -deben ser muchos más- en los que a los encargados de los temas para procurar una buena educación les cogió la tarde.
Es lamentable que hayan pasado 15 días sin que colegios públicos de los 26 municipios de Caldas empezaran este importante incentivo nutricional. Aún hay municipios en donde no se normaliza el servicio. Esto parece costumbre. Para qué entonces las vigencias futuras, si al final los trámites administrativos no se cumplen. El año pasado el retraso fue por problemas en la licitación. Como si fuera poco, el contrato va apenas hasta mayo. Habrá otro, pero hasta el momento no se tiene certeza de que cuente con los recursos completos hasta el último día del año escolar.
A esto se suma que se sigue complicando la contratación del transporte escolar. Si no se mide la importancia que tiene que los niños puedan asistir a tiempo y descansados a las aulas, es que no se ha entendido la importancia que esto reviste. Son diferentes los factores que afectan el transporte escolar, desde la falta de planeación en algunos casos, hasta los altos costos en otros. Bien valdría la pena pensar en algún tipo de solución de una vez por todas y que no se vuelva un asunto recurrente.
De no creer que tengan que salir denuncias como la que publicó LA PATRIA del colegio Jhon F. Kennedy de Bolivia la semana pasada, para que ahí sí la Alcaldía de Pensilvania acelerara y pusiera el colegio habitable para los estudiantes. O lo que sucede en Victoria, donde la Escuela Doña Juana, adscrita a Cañaveral, se encuentra en riesgo de inundación por la quebrada que ya ha causado estragos, pero autoridades parece que no hay tal. Hay que correr para darles seguridad de los niños, no esperar que pasen las cosas para lamentarse.
En cuanto a Manizales, es increíble que se cuente con una institución con vocación para atender a poblaciones complejas como los llamados extraedad. Jóvenes que por razones diferentes no han podido mantener el ritmo de la educación que exige el mundo estandarizado de hoy. Se tiene una solución en el colegio la Gran Colombia, con voluntad y profesores formados para atender a esta población, pero desde la Secretaría niegan el apoyo, amparados en trámites. Lo relevante es mantener en el sistema a jóvenes que tienen la última oportunidad y una esperanza para su futuro. Es infame negarles este derecho.
Desde el Gobierno anterior se estudia una posible modificación al Sistema General de Participaciones. Ya sabemos que el grueso de esas transferencias se va en pago de nómina en lo educativo. Es bueno que se tenga en cuenta la inversión para exigir más calidad educativa. Se requieren espacios aptos, profesores comprometidos y alumnos motivados. Varios de los ejemplos aquí contados desmotivan a la comunidad, y cuando eso sucede el conocimiento difícilmente logrará ser transformador.