Mucho se especuló con la elección del gerente para la Federación Nacional de Cafeteros, incluso que el proceso se podría aplazar por solicitud del presidente, Gustavo Petro Urrego, quien a la medianoche previa a la decisión pidió dejarlo para después de la posesión de su nuevo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla González. No obstante, el gremio mostró firmeza, al tomar una decisión unido el jueves en Bogotá para elegir en el cargo y de manera unánime al huilense Germán Bahamón Jaramillo. Esto durante el 91 Congreso Cafetero extraordinario.
Los delegados de los 15 comités departamentales de Cafeteros que existen en Colombia, entre los que se encuentra el de Caldas, desestimaron la petición presidencial y se fueron a votación, todos a favor de Bahamón. Con ello le están enviando un mensaje al presidente y al país: que la Federacafé, como entidad privada, mantiene sus principios de autonomía para actuar y de independencia para decidir por el gremio. Sin embargo, Petro se fue lanza en ristre contra esta elección, aupado por unos trinos antiguos que escribió el nuevo gerente criticándolo, y por sus redes sociales expresó que dialogará, pero con las organizaciones de base de los cafeteros en las regiones. Y hay temor de que se afecte el Fondo Nacional del Café, que hoy administra el gremio.
Paso en falso el que daría el presidente en un momento complejo en su Gobierno. El cafetero es un sector que todavía le aporta a la economía del país por las divisas que representan sus exportaciones, e internamente por los procesos que ejecuta para darle calidad de vida al campesino y los empleos que se generan en la producción de café. En toda esta cadena, sus líderes son vitales, y mantener una mala relación con ellos a nadie le conviene. Bahamón, en una posición sosegada, dijo en sus primeras declaraciones como gerente general de la Federacafé que trabajará de forma directa con el presidente. Ojalá también lo haga con su nuevo minhacienda.
Una nueva etapa comienza para los cafeteros colombianos, tras la salida de Roberto Vélez Vallejo que permaneció al frente de la institución por siete años con buenos resultados. A Bahamón, que también es caficultor, le corresponde asumir retos de cara a los 100 años de la Federación, que cumplirá en cuatro años. Ha hablado de planes de austeridad en todas las oficinas, especialmente la central en Bogotá, y potenciar las internacionales para generar más comercio. Una idea interesante si se tiene en cuenta que ha aumentado el consumo en el exterior y que la ambición para ese 2027 es alcanzar una producción de 20 millones de sacos.
Bahamón promete abrir diálogos para tomar decisiones. Definir si es pertinente sembrar robustas o fortalecer la reconocida calidad de nuestro café arábigo para buscar mejores precios, si se le dará dientes al Fondo de Estabilización para tiempos de precios por debajo de los costos de producción. Dice que le apuntará a fortalecer el sistema cooperativo a través de reingeniería, a la renovación de cafetales, a la protección social del caficultor y a seguir construyendo infraestructura rural. Buena parte de ello se tendrá que dar en asocio con el Gobierno nacional y por eso es importante que no se dé espacio a la beligerancia y que tanto Federación como Gobierno pongan por encima de cualquier cosa, a los caficultores.
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