Es verdad que la ley no obliga a la Corporación Autónoma Regional de Caldas, Corpocaldas, a que la totalidad de los recursos recolectados por sobretasa ambiental en Manizales sean invertidos en la capital caldense, y que sus acciones misionales deben cubrir todo el departamento. No obstante, la respuesta a que en el Concejo de Manizales se haya aprobado no elevar del 21% al 25% del recaudo del Impuesto Predial para transferir a esa entidad ambiental no puede ser decir que la gestión del riesgo en esta ciudad ya no es su responsabilidad.
No tiene lógica alguna que Manizales le haya entregado a Corpocaldas este año cerca de $27 mil millones, y que de acuerdo con las proyecciones en el 2023 esa cifra pueda superar los $30 mil millones, y que se diga ahora desde la dirección de esa entidad que, por no subir el porcentaje al 25%, no se hará cargo de la gestión del riesgo. Estuvo mal, seguramente, que la Alcaldía de Manizales se haya comprometido con eso y que después haya cambiado de opinión, pero más allá de manifestar la inconformidad porque no se haya cumplido la palabra, no se puede castigar a una ciudad que está aportando la mayor parte de los recursos con los que funciona Corpocaldas.
Ciertamente puede ser traumático para Corpocaldas que haya hecho algunas proyecciones en sus presupuestos y que ahora tenga que hacer ajustes, debido a que no podrá acceder al crédito por $10 mil millones que buscaba ante Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda, pero esa no deja de ser solo una coyuntura administrativa por resolver, mientras que el hecho de subir el porcentaje podría haber significado que los contribuyentes recibieran un impacto mayor para sus bolsillos.
Mantener el 21% con la sola actualización catastral que se hizo recientemente permitió que los recursos para Corpocaldas se incrementaran en poco más de $4 mil millones de un año a otro. Decir ahora que la entidad va a dejar de recibir $11 mil millones lo único que hace es confirmar la importancia de los aportes de los manizaleños, quienes no pueden ser castigados solo por la reacción airada de un funcionario. Invitamos al gerente, Juan David Arango, a que con cabeza fría se siente a encontrar fórmulas con la Alcaldía de Manizales para que en lugar de nuevas distancias haya más sinergias en la gestión del riesgo de la ciudad.
Evidentemente, la capital debe aportar para que los municipios que no tienen capacidad económica, pero que sí afrontan riesgos ambientales significativos, puedan trabajar en la mitigación, y eso es algo que Corpocaldas debe garantizar con su gestión, pero de la misma manera, al menos el 50% de los recursos recaudados en esta capital tienen que ser invertidos aquí mismo, como se ha hecho en el pasado, con lo que se ha logrado reducir las amenazas de deslizamiento en múltiples sectores de Manizales.
Nadie duda de que el conocimiento y la experticia en esa materia la tiene el recurso humano de Corpocaldas, y se ha demostrado que las obras ejecutadas en la capital caldense por esa entidad para prevenir tragedias en épocas lluviosas han logrado sus objetivos. Hay que reconocer que son ellos los que más saben y mejor invierten los recursos en esa materia, pero el hecho de que sus ingresos el año entrante no se incrementen al ritmo que tenía calculado (porque en ningún momento habrá reducción) no pueden llevar a que se le dé la espalda a la ciudad, evadiendo responsabilidades.