La muerte del hasta hace muy poco hombre de confianza de Vladímir Putin en asuntos de estrategia militar internacional, Yevgeni Prigozhin, se suma a una serie de personas que fallecen en complejas circunstancias cuando se oponen al régimen autoritario de Moscú. El fallecido, con otras nueve personas que iban en ella avión, era un personaje ambiguo, que de ser un cocinero de confianza, terminó por ser el fundador del grupo paramilitar Wagner y pasó a convertirse en la cara de la avanzada de la guerra rusa en Ucrania, además de un duro crítico de las Fuerzas Armadas de su país.
La muerte de Prigozhin por la caída de su avión, que no ha sido establecida, opacó la reunión que se daba en Atenas. donde el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se encontró con Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, con el fin de definir la hoja de ruta que debe conducir a que Ucrania sea parte del bloque. Allí se discutieron temas clave como la reconstrucción del país después de la guerra, la comercialización del grano que se produce allí. Otro tema que se escapa de la competencia de la líder, pero que sí interesa mucho al mandatario ucraniano es que le sigan suministrando munición para seguir en su defensa del territorio y en la ofensiva trazada. Esta petición de nuevo armamento, entre este aviones y misiles, sucede en un momento en el que la guerra parece estancarse, pues la ofensiva iniciada hace meses por Kiev apenas si avanza y se dan algunas escaramusas en Crimea, la península anexionada por Moscú, hace casi 10 años. Sin embargo, el temor de quienes hasta ahora han apoyado a Zelenzki pasa porque con las más recientes acciones con drones en territorio ruso, se pueda llegar a un escenario en el que se usen esas ayudas armamentistas en zona de Putin. El temor es pertinente, porque el mayor interés es impedir que se dé una escalada del conflicto. Ese es el peor de los escenarios.
La guerra en Ucrania sigue generando muerte en su territorio. Cada día que se alarga la solución, se abre espacio para mayor destrucción y muerte, de hecho varios organismos internacionales investigan los crimenes de lesa humanidad que pudieron haber cometido tropas rusas, incluidas las del cuestionado grupo Wagner en territorio ucraniano. La solución de paz anhelada no llega por la misma terquedad rusa de no ceder en su ambición de apoderarse de parte del territorio y por la negativa lógica desde Kiev de no entregar ni un centímetro de tierra que considera suya. Los pocos países que han intentado hablar con las partes no han encontrado eco de sus propuestas. No hay mal que dure cien años, pero aquí sí parece que está lejos la posible salida que ponga fin al conflicto.
La muerte de Prygozhin ha abierto de nuevo las dudas sobre la posible socavación de la autoridad de Putin, que ya se había visto retada por el mismo grupo Wagner cuando hace un par de meses decidió enfilar sus tanques contra Moscú, en una escaramuza que fue prontamente neutralizada con diálogo y que llevó a los combatientes a buscar refugio en Bielorrusia, uno de los pocos aliados de Moscú en Europa. Estos episodios deben servir para recordarnos que la guerra sigue su curso y que se tienen que mantener los canales para la búsqueda de un cese al fuego que termine luego en una paz negociada. Esperemos que alguien encuentre la llave para abir ese diálogo.
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