Se había previsto que el Partido Republicano barrería durante las elecciones de medio término que acaban de pasar en los Estados Unidos y que eso podría significar que en las votaciones del 2024 para la Presidencia ese partido, en el que podría estar de nuevo el expresidente Donald Trump buscando regresar a la Casa Blanca, recuperaría casi que de forma segura el primer puesto del Ejecutivo. La manera estrecha en que finalizan las votaciones para republicanos y demócratas deja el panorama abierto, con un desenlace menos claro en el futuro.
Si bien Trump tiene previsto lanzar su candidatura en próximos días, y ya comenzó a contrapuntear con el reelecto gobernador de Florida, Ron De Santis, quien también quedó con opción entre los republicanos, la campaña no va a ser tan fácil para el polémico expresidente. Los líderes republicanos tendrán que planear muy bien lo que viene en los próximos dos años para poder disputar con posibilidades de éxito a los demócratas, sin saberse aún si el presidente Joe Biden optará por un nuevo periodo, o si saldrán otras cartas como posibles candidatos de su partido para sucederlo, como la vicepresidenta Kamala Harris, por ejemplo.
Por lo pronto, algunos sectores republicanos comenzaron a dudar de que Trump tenga esta vez la fuerza suficiente para regresar a la Presidencia, tomando en cuenta lo ocurrido en Georgia, donde el exjugador de fútbol americano Herschel Walker, apoyado por el expresidente, tendrá que ir a segunda vuelta contra el demócrata Raphael Warnock, lo cual será determinante para saber en manos de qué partido quedará el control del Senado, algo vital frente a la próxima campaña presidencial.
Los resultados parecen indicar que la insistencia de Trump en que hace dos años su reelección fue robada y sus posturas radicales frente al aborto, por ejemplo, no fueron suficientes para convencer a los republicanos de respaldar a los candidatos apoyados por él. Son indiscutibles sus triunfos en Ohio y Carolina del Norte, pero también sus claras derrotas en Pensilvania, Michigan, Maryland, Colorado y Nueva Hampshire (aunque en las dos últimas los candidatos republicanos rechazaron públicamente el respaldo de Trump).
La incertidumbre en los resultados se mantiene en Arizona y Nevada, donde la balanza es bastante sensible. Lo que parece claro es que los republicanos tendrían asegurada las mayorías en la Cámara, pero en el Senado todavía hay opción para los demócratas. Sin duda, los republicanos avanzaron, pero no en la proporción que se había calculado, cuando se habló de una ola roja que se tomaría los Estados Unidos.
Tomando en cuenta que su discurso se dirigió a culpar al presidente Biden de la creciente inflación y de la posible recesión económica en ese país, el avance republicano ha sido interpretado como una nueva derrota, y en ese sentido, desde el mismo partido surgen voces que claman por un cambio en la hoja y no insistir con Trump. Incluso, importantes líderes republicanos responsabilizan al expresidente de lo que se consideran retrocesos electorales en las dos últimas jornadas electorales.
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