La célebre frase del extécnico de fútbol Francisco Maturana “perder es ganar un poco” se acomoda perfectamente a lo que está viviendo el seleccionado colombiano, que a pesar de no haber ganado el título de la Copa América el domingo, como el país anhelaba, terminó este campeonato con una mayor experiencia en lo deportivo, como un equipo mucho más maduro y estructurado, con jugadores cotizados en el contexto internacional y con la posibilidad de ser considerado entre los mejores del continente al haber sido el subcampeón.
El próximo ranking mundial de los 10 mejores, según establece la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) por los logros de los equipos, seguramente lo seguirá liderando la selección Argentina por ser campeona del Mundial Catar 2022, también de la Finalissima y haber ganado dos títulos seguidos de la Copa América. En segundo lugar estaría Francia; en el tercero España, selección ganadora de la Eurocopa esta semana; en el cuarto Inglaterra, como subcampeona de la Euro. La buena noticia es que en esta clasificación Colombia ascendería de la posición 12 a la 9 por ser subcampeona.
Escalar puestos, para cualquier seleccionado de fútbol, representa llegar como cabeza de serie a la fase de grupos del Mundial 2026, cuando se llevará a cabo la primera edición tripartita de este evento entre Canadá, Estados Unidos y México. La Selección Colombia y los colombianos debemos entender que en este tipo de competencias es que se reflejan cómo van los procesos, y así nuestros nacionales hayan hecho este año una campaña muy buena, falta más trabajo, quizás a la hora de definir y hacer goles y de enfrentarse estratégicamente a rivales como Argentina. Colombia, haciendo algunos ajustes, tiene bases suficientes para seguir construyendo de cara al Mundial. Por eso también somos ganadores.
Lamentable eso sí, lo ocurrido en el Hard Rock Stadium de Miami, para la final de la Copa América, que por alteraciones en el ingreso normal del público tuvo que aplazar la hora de inicio del partido por lo menos durante una hora y veinte. Claramente hubo errores garrafales en la logística del encuentro. Se trataba de un partido de alto impacto y eso lo tenían que entender las autoridades norteamericanas y de Conmebol para garantizar la seguridad y la tranquilidad en un evento como este. Igualmente les cabe gran responsabilidad a muchos asistentes, colombianos y argentinos, que llegaron sin boleta o con entradas falsas a querer ingresar a este escenario, pero este tipo de situaciones de violencia, caos y exceso desmedido de la fuerza entre las autoridades no se pueden permitir en ningún partido de ningún estadio del mundo.
Ahora que Estados Unidos se empieza a preparar para un mundial de fútbol tendrá que poner toda su tecnología a disposición para evitar este tipo de desmanes, que no solo afectan a los espectadores, también a los jugadores. Si hay un ingreso tranquilo a los estadios servirá para reducir los hechos de violencia en los partidos. Como se trata de hablar de lo que ganamos, todo este proceso deportivo del seleccionado nacional fue un bálsamo para el comercio durante un mes, al vivir una recuperación económica desde antes de la final de la Copa con un aumento promedio en ventas entre 40% y 60%. Perder es ganar un poco, según Maturana, como también deberían entender los hinchas para no tomarse una derrota como el acabose. Algún equipo tenía que ganar y le volvió a tocar a Argentina.