El uso de las tecnologías de la información y de la comunicación tiene hoy en día un impacto innegable en la calidad educativa. Que un estudiante no tenga acceso a internet de calidad lo pone en una enorme desventaja frente a aquellos que sí tienen la posibilidad de aprender y profundizar conocimientos haciendo uso de esas herramientas tecnológicas. Muchas veces no es suficiente con que haya conectividad en un lugar determinado, sino que la velocidad de conexión y la capacidad de los equipos que haya en las instituciones educativas hacen la diferencia.
En Caldas, aunque todavía falta mucho por hacer, es positivo que se tenga una cobertura del 95%, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación Departamental. Por un lado, está el trabajo de esa dependencia haciendo uso de fibra óptica y radio (69%) y lo que hace el Ministerio de Educación con el programa Colegios Conectados (26%).
De todos modos, hay un desbalance entre lo rural y lo urbano que es preciso solucionar, ya que está claro que de los 35.034 alumnos que hay en las sedes rurales, 31.505 tienen internet, y los restantes 3.529 no lo tienen. La gran mayoría pertenecen a 370 instituciones rurales que no tienen ningún programa de conectividad. Entre tanto, los 51.636 estudiantes de instituciones urbanas en el departamento tienen internet y, por consiguiente, una ventaja considerable frente a aquellos que aún no logran cobertura y se mantienen atrás en cuanto a las oportunidades de disfrutar de una educación de mejor calidad.
Actualmente es imposible concebir una buena educación si no se tienen a la mano buenas herramientas tecnológicas, lo cual fue mucho más evidente desde el comienzo de la pandemia de covid-19, en la que la única alternativa para llevar conocimientos a los jóvenes estudiantes fue el uso de internet, por medio de distintas metodologías. También fue más visible desde ese momento la enorme brecha digital en Colombia, y también en Caldas, entre las zonas rurales y urbanas, que requieren intervenciones más rápidas y efectivas para alcanzar condiciones de equidad.
Sin embargo, la dura realidad es que son numerosos los alumnos que cada día gastan horas de viaje desde sus lejanas viviendas hasta la institución educativa más cercana en el área rural, y que las desventajas con las que deben lidiar son evidentes. Si, a causa de las numerosas dificultades que afrontan, muchos alumnos se desmotivan de ir a las escuelas y colegios, tratar de recuperarlos para el sistema escolar y evitar su deserción se convierten en tareas muy difíciles de cumplir.
No podemos resignarnos frente a este gran problema, ni darnos consuelos porque estamos cerca del 100%. Mientras haya un solo alumno en dificultades para tener acceso a las tecnologías habrá todavía una gran tarea por cumplir. No podemos contentarnos con que, supuestamente, estamos mucho mejor que hace unos años en esa materia, sino que hay que estar trabajando en la búsqueda de soluciones a las limitantes que, infortunadamente, afectan nuestro sistema escolar.
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