La desaparición del Silicon Valley Bank -SVB-, prendió las alarmas en el mundo para evitar un efecto cascada como el ocurrido en el 2008, cuando se presentó la crisis financiera global. El Gobierno de los Estados Unidos corrió a tomar medidas que garantizaran la liquidez y le dieran tranquilidad a la clientela y no se afectara por cuenta del contagio todo el mercado. En Europa, la alarma se dio en el segundo banco de un país especialista en estos servicios como los es Suiza. El Credit Suisse tuvo una caída importante en sus finanzas, luego de que el banco estatal saudí, propietario del 10 por ciento del suizo, manifestó que no le invertiría más recursos. Este asunto se siguió con expectativa en todas partes, por temor a que fuera un efecto de lo sucedido con el SVB.
Los problemas de los bancos de los Estados Unidos y del Credit Suisse no tienen la misma causa, y son más bien una desafortunada coincidencia en el tiempo que generó una crisis de confianza internacional, con caídas en las bolsas de todo el mundo y en particular en las acciones de las entidades financieras. El SVB es un banco especializado en otorgar créditos a emprendimientos digitales y a compañías tecnológicas en todo el mundo, y su crisis parece derivada de la calidad de su cartera que se deterioró sin que actuarán a tiempo. El Credit Suisse viene desde hace varios años siendo cuestionado por líos internos de corrupción, por recibir dineros de dudosos orígenes en sus cuentas y en general por falta de transparencia en su manejo.
Las acciones de rescate han sido diferentes en ambos casos. En Estados Unidos, luego de la crisis de 2008, se le limitaron las posibilidades de rescate a la Reserva Federal, y solo los depósitos inferiores a U$ 250.000 están asegurados, llevó a que los grandes bancos privados de ese país hicieran millonarios depósitos en los bancos californianos que estaban sufriendo por el coletazo de la crisis. En Suiza, la banca central acudió en forma más generosa para tratar de salvar al Credit, pero el mercado juzgó insuficiente la ayuda, y ahora se espera que sea el USB, el banco más grande de ese país quien compre a su antiguo competidor en un intento por apaciguar la tormenta, que también los está afectando.
La fe está puesta en que el efecto contagio se controle, y aunque los mercados se han mostrado recelosos, las movidas del fin de semana ayuden a traer de nuevo la calma. Para Suiza, como país, que siempre se consideró como el refugio más seguro para tener el dinero, no solo por su neutralidad política, sino por la tradición y reserva de su sistema bancario es mucho lo que está en juego, y seguramente las autoridades financieras ese país, así como todo el sistema bancario tendrán que salir con más decisión a proteger a los ahorradores del Credit Suisse y tomar medidas para que lo ocurrido no se repita.
En los Estados Unidos, la reacción de los demás bancos comerciales ha sido clara, lo que hay que proteger es la confianza de los ciudadanos en el sistema, pues la falla se deriva de una inadecuada política de crédito de un banco, que aunque debía tener alarmas más oportunas para evitar que llegara al punto que llegó, no se trata de un problema generalizado en todo el sistema bancario de ese país. Lo triste de este caso, es que los emprendimientos digitales se quedan sin gran aliado, y en algo tan crítico en esa etapa empresarial como la consecución de recursos para desarrollar sus empresas.