El regreso de Luiz Inácio Lula da Silva a la Presidencia de Brasil volvió a poner la Amazonia en primer plano, luego de que durante el gobierno del derechista Jair Bolsonaro no solo se dejó de proteger, sino que incluso se promovió la explotación económica de amplias zonas de esa inmensa selva en la que también hay terrenos que pertenecen a países como Perú, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Guyana, Guayana Francesa, Surinam y Colombia.
En el caso de nuestro país, el presidente Gustavo Petro también ha manifestado su interés en proteger la Amazonía, e incluso en la reunión de los dos presidentes el mismo día de la posesión del mandatario brasileño, ese fue un tema central. El compromiso de ambos es que van a coordinar acciones para frenar la deforestación y demás atentados en contra del medio ambiente en ese gran pulmón de la Tierra. Tanto Lula como Petro comparten la preocupación por el Cambio Climático y han manifestado su interés de trabajar para luchar contra ese fenómeno.
De hecho, se tiene previsto que durante el primer semestre de este año se convocará a una cumbre de presidentes de los países que comparten la Amazonia para coordinar determinaciones que aumenten las estrategias de protección de ese importante lugar, que es vital no solo para una amplia región de Suramérica, sino para el mundo entero. Este podría ser un momento propicio para buscar un mayor apoyo de las grandes potencias para que la Amazonia cuente con una protección especial en beneficio de toda la humanidad.
Tras el encuentro con Lula, Petro también se refirió a la transición energética y al estudio de una posible interconexión eléctrica de las Américas con fuentes de energías limpias, lo cual es valioso. Ojalá que este encuentro también haya servido para que el presidente colombiano evite tomar decisiones apresuradas con respecto a la exploración y explotación de hidrocarburos, ya que es evidente que Lula tiene claro el criterio de que hacer una transición energética requiere de años para concretarse, y que mientras se logran adecuar las circunstancias tendrán que seguirse utilizando combustibles fósiles.
También es significativa la preocupación del mandatario brasileño acerca de la integración de América Latina y la recuperación de escenarios como el Mercosur, el cual fue abandonado durante la última década en la región y que, en un momento como el actual, en el que grandes bloques económicos libran duros enfrentamientos, un mercado unido en América del Sur puede enfrentar de mejor manera los graves desafíos que se plantean globalmente.
En sus anteriores gobiernos Lula demostró que un presidente de izquierda puede trabajar positivamente con el sector privado de su país y lograr avances en la lucha contra la pobreza y el hambre, siempre y cuando no vea el capital como un enemigo, y esa puede ser una buena luz para Petro en Colombia, que ojalá aproveche de manera tal que nuestro país logre vender la inequidad sin que eso signifique ahogar a los empresarios.
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