La desconfianza en la actual Administración municipal de Manizales y en su capacidad de ejecución es la principal razón que argumentan los vecinos del parque Liborio y de un sector entre Los Agustinos y Campohermoso para oponerse a que se inicien de una vez las obras para la construcción del anunciado bulevar, que ya está asignado y cuyo inicio se tenía previsto para el fin de semana. Les asiste razón a los quejosos, ante la cantidad de situaciones que por falta de previsión y de sentido común han afectado la buena marcha de las obras públicas en la ciudad.
Las protestas que se iniciaron el fin de semana y que terminaron en una promesa de mejor socialización, asunto encarado por el alcalde al reunirse con los manifestantes en su zona, han dado una pausa de 15 días para lograr el cometido y ahí sí iniciar los trabajos. Invitamos a pensar si es el momento de emprender este trabajo que, no se duda, pretende mejorar la movilidad de los miles de estudiantes de la Universidad de Manizales y de buena parte de la comunidad del sector. Sabemos todos que los problemas alrededor de esta zona son mucho más amplios y no se solucionan con esta obra.
Son muchos años de administraciones en la ciudad que permitieron que el espacio público se fuera perdiendo por la apropiación que hicieron de él decenas de talleres que hicieron de la calle la extensión de su negocio. Por esto, una solución integral debería prestar atención a recuperar la calle para la movilidad, entregando soluciones posibles que sean compatibles con las necesidades de una ciudad amable. Para esto, es clave que se haga un proceso para que quienes hoy perjudican la movilidad en la zona entiendan el daño que causan y se estudien posibilidades, con apoyo público hasta dónde sea posible, para lograr una salida que beneficie a todos, pero todos tienen que poner sin duda alguna.
Además, debería pensarse en darle conexión, como debe ser, al deprimido que cae a la calle 19 y que hasta el momento poca solución brinda a la movilidad. Debe conectarse con la avenida Marcelino Palacio y solucionar la falta de andén en un lado de la avenida Bernardo Arango, que hace ver esta obra de la Administración de Octavio Cardona como no pensada para la gente. Les asiste además razón a los manifestantes sobre el mal estado del pavimento de la calle 21, sector del Tierrero, que parece un camino de herradura.
De poco o nada servirán estos 15 días de tregua si solo se va a seguir contando lo que ya se tiene decidido. Tiene que haber espacio para el diálogo y dialogar implica incluso cambiar algunas cosas y hasta, como lo han pedido los gremios de la ciudad, replantear que puede ser posible no embarcarse en esta tarea sin haber desatrancado otras obras como la de Los Cedros La solución jurídica al contrato se puede encontrar. Importante que el alcalde haya puesto la cara a quienes protestaron, pero no puede volverse costumbre que las vías de hecho presionen las soluciones en la ciudad, mejor sería tener diálogos claros y abiertos antes de insistir en llegar con la maquinaria a hacer obra sin resolver las dudas de la comunidad.
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