Una variable que sobresale al medir la calidad de vida de un territorio es la tasa de homicidios. No determina por sí sola su grado de seguridad, porque en ello interviene la comisión de otros delitos, pero la llaman la reina de las estadísticas porque indica qué tan violento puede ser un pueblo. Medicina Legal muestra en su boletín estadístico que en Colombia durante el trimestre enero-marzo aumentaron los homicidios de 3.092 en el 2022 a 3.204 este año; no obstante, Caldas tiene una tendencia contraria. Tras analizar las cifras oficiales, sobresale como muy positivo que en estos primeros cinco meses del 2023 hubo 4 muertes menos por este concepto que en el mismo lapso del 2022.
Una sola vida cuenta, y mucho, por eso hay que exaltar a Filadelfia, La Merced y Marulanda que no tuvieron asesinatos en este periodo. Igual reconocimiento a Riosucio, Viterbo, Risaralda, Marmato, Palestina, San José, Norcasia, Victoria, Villamaría, Pensilvania y Neira por haber bajado sus tasas de homicidios. También para Aranzazu, Samaná, Belalcázar, La Dorada, Marquetalia y Chinchiná que se mantuvieron en las cifras del 2022 sin subir este tipo de muertes. Con una sola que ocurra en un municipio de pocos habitantes, como Marulanda que es el de menos población de Caldas, representa un fuerte impacto y es bien distinto a si sucede en Manizales, el más habitado.
Entre los esfuerzos por mantener el orden público y la tranquilidad las administraciones han hecho campañas preventivas y pedagógicas o tienen sistemas de cámaras de seguridad, por ejemplo. Eso está bien, pero algo más allá, que no se ha analizado a fondo, debe estar ocurriendo para haber reducido las cifras. Hacemos alusión a Villamaría, que históricamente ha reportado tasas altas de asesinatos y hechos delicados de inseguridad. Durante el 2021 tuvo 7 homicidios y para el 2022 los redujo a 2, además sigue en tendencia a la baja en lo corrido de este año, aun cuando ha tenido una densificación importante en su población.
Los homicidios son hechos de inseguridad que impactan directamente en la economía de los pueblos y en el estado emocional de las personas. El ánimo inversionista se mueve es hacia lugares seguros, a aquellos que den garantías y tranquilidad a las personas, por eso es tan importante mantener y mejorar las cifras de este delito. La meta debe ser cero. El llamado es para Anserma, Supía, Salamina, Pácora, Aguadas, Manzanares y Manizales que subieron de un año a otro en asesinatos. La capital de Caldas pasó de 11 a 14 cuando a comienzos de este 2023 llevaba 44 días sin crímenes, pero en febrero volvió a caer con 4 homicidios, 3 en marzo, 3 en abril y hasta el viernes llevaba 4.
También preocupa La Dorada, que aunque ha mantenido los mismos registros de asesinatos es una estadística alta el que allí hayan sucedido 6 en cada periodo. Que Caldas haya bajado en homicidios de 48 a 44 entre los dos años es bueno, pero hacemos votos para que la reducción sea mayor, ver qué está funcionando para mantenerlo y mejorarlo, ahora que las administraciones se acercan al fin de su periodo constitucional. Igual, debe ser obligación para los municipios que aumentaron, revisar lo que falla y corregir. Cualquier vida que se salve es un logro.