De manera concertada empresarios, trabajadores y el Gobierno Nacional establecieron que el salario mínimo tendrá un incremento del 16% para el 2023. Así, el mínimo quedó en $1 millón 160 mil. Sin embargo, como este salario siempre viene acompañado por un subsidio de transporte, que en esta ocasión se incrementó en un 20%, la cifra redonda que recibirá un trabajador que gane el mínimo en el 2023 será $1 millón 300 mil.
Ante una inflación que terminará por encima del 12% y un índice de productividad del 1,24%, el alza del 16% es bastante buena para los trabajadores, y ojalá eso sirva para que puedan mantener el poder adquisitivo, y con ello lograr comprar lo que necesitan para tener una vida digna. No obstante, al estar por encima de la inflación, y ocurrir igual por segundo año consecutivo, los efectos del alza pueden configurar una presión mayor a la inflación del año entrante.
En la medida en que otros costos y valores sean desindexados del salario mínimo se podrá conservar de manera real el poder adquisitivo de las familias, sobre todo de las de más bajos ingresos económicos. Así mismo, es importante que se tenga un efectivo control de la especulación, especialmente en los alimentos, que son los que más han impactado el alza de la inflación durante el 2022.
Para los empresarios, especialmente para los pequeños, que representan el 90% del aparato productivo, el ajuste del salario mínimo representa un esfuerzo significativo, porque a los ya elevados costos del crédito, entre otras variables, se suma ahora mantener una nómina con unos costos mayores. Esta situación va a afectar el mercado laboral, probablemente con aumento en el desempleo y de la informalidad. Si se pretendía avanzar en formalización laboral, la coyuntura va a llevar a que ese propósito sea ahora más difícil de lograr.
El momento económico es difícil, y para el año entrante el panorama es complejo, inclusive con anuncios de una posible recesión mundial que podría terminar teniendo impactos negativos para la economía colombiana. Eso obliga a que otras medidas y decisiones que se anuncian con respecto a las reformas laboral y pensional resulten sensatas y realizables, ya que de lo contrario el supuesto remedio podría terminar peor que la enfermedad. Por ejemplo, hay que apuntar a que los parafiscales sean rebajados de manera significativa, para que los empleos no se pongan en riesgo y la economía pueda recuperarse para los años venideros.
Sin duda era necesario hacer un ajuste al salario mínimo atendiendo la realidad de la inflación causada, y la cifra establecida resultó moderada frente a lo que se llegó a especular que alcanzaría. El acuerdo es bueno en medio de las dificultades, pero no puede negarse que se tendrán efectos que podrían significar retrocesos en varios aspectos para el país. Ojalá que, realmente, se encuentren las fórmulas para mantener el crecimiento económico, al mismo tiempo que se proteja el ingreso de los colombianos.
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