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Hasta el momento, el Gobierno nacional ha negado que esté considerando aumentar el 4x1000, impuesto que se creó en el país a principios de siglo para superar una coyuntura específica y evitar una crisis bancaria. Es el mismo que se ha modificado ya varias veces, que algunos candidatos presidenciales han prometido desmontar, pero que una vez llegados a la Presidencia son incapaces de renunciar al recaudo rápido y seguro que permite este gravamen. El tema se ha puesto de moda en estos días, porque se accedió a información de un asesor del Ministerio de Hacienda que propone subir este impuesto para mejorar el recaudo del país. Confiamos en que la negativa del Gobierno sea verdad, aunque es una oportunidad para volver sobre este asunto.
Se entiende que al Gobierno de turno le guste tener a la mano una recaudación fácil como la que permite este tributo. No obstante, no se puede seguir generando problemas a la necesaria bancarización en el país, a la cual el 4x1000 le juega en contra. Su sola enunciación genera cierta aversión entre los cuentahabientes y demás usuarios del sistema financiero. Además, se trata de un impuesto que finalmente genera que los ahorradores reciban menos intereses por sus ahorros, porque en el banco queda menos plata de la que se introdujo. Es decir, no solo no promueve que los ciudadanos adopten el sistema bancario, sino que desestimula mejorar en estos aspectos de la economía. Como si fuera poco, los bancos se quejan por los costos administrativos del manejo de este impuesto, los cuales se trasladan seguramente a los usuarios, lo que lo convierte en poco eficiente.
Por todo lo anterior, pensar siquiera en aumentar este impuesto es incentivar el uso de efectivo como ya viene ocurriendo y como sucedió cuando el impuesto pasó del 3 al 4 por mil, lo que también termina por golpear el IVA, pues los evasores usan el efectivo precisamente para cumplir su objetivo de no tributar. Y cuando se evade el IVA, pues es mucho más fácil hacer evasión del impuesto a la renta, con lo que se termina en un círculo vicioso con efectos muy impactantes en la economía, todo por pensar que lo que importa es el fácil recaudo y no el continuo y real.


No es momento de pensar en aumentar el 4x1000, mejor sería que se estableciera un plan para reducirlo hasta desaparecerlo. Es entendible que con la baja en el recaudo de impuestos frente a lo presupuestado, el Gobierno estudie diferentes formas de mejorar sus finanzas, pero tiene que pensar bien que el remedio no sea peor que la enfermedad. Así que es bueno pensarlo bien antes de tomar decisiones que en el mediano y largo plazo terminen por generar un efecto negativo mayor a la solución momentánea que pueda traer. Si bien en el corto plazo pueden aumentar el recaudo neto de impuestos, claramente a la vuelta de un par de años no será igual.