Hace tres años por esta fecha el mundo estaba sumido en la incertidumbre por lo que se llamó inicialmente coronavirus, registrada en textos médicos y que no había tomado las dimensiones de lo que ya hervía en Wuhan, la ciudad china donde comenzó como una epidemia y se fue propagando como pólvora a Europa y luego a América hasta convertirse en pandemia por la magnitud de contagios y de muertes que aún hoy, pasado el tiempo, siguen engrosando las cifras.
El 31 de diciembre del 2019, cuando las campanas sonaban y las copas se juntaban para dar la bienvenida al 2020, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan informaba a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 27 casos de neumonía, 7 graves, por causas desconocidas. Solo se sabía que habían consumido productos de un mercado de pescados y animales vivos. A febrero, países como Italia y España mostraban con angustia el impacto. Muertos por doquier, servicios de salud colapsados por la cantidad de enfermos y personal médico y asistencial que no daba abasto para atender a los contagiados. Los colombianos veíamos lejos la enfermedad.
El 6 de marzo el Sars-cov-2 aterrizó en Colombia en una paciente de 19 años procedente de Milán (Italia). Fue la punta de lanza para que nueve días después la Alcaldía de Manizales, a través de la Secretaría de Salud, acató acertadamente las medidas de confinamiento emitidas por la Presidencia de la República. No teníamos enfermos ni muertos, pero esa decisión administrativa de encerrar a buena parte de los ciudadanos y que solo se permitiera salir a la calle por necesidad y para proveerse, retrasó la gravedad de lo que se denominó Covid-19.
Ese 2020 fue el año de las medidas extremas, algunas hoy se ven sin sentido, pero ningún país sabía cómo hacerle frente a una pandemia. Tres años después quedan aprendizajes de prácticas básicas, pero salvavidas, como el lavado de manos que previene de esta y otras enfermedades, el protocolo que se debe activar en casa, escuela y trabajo cuando alguien tiene síntomas de enfermedad respiratoria. A las autoridades les enseñó que deben mantener planes de contingencia definidos frente a riesgos. Las administraciones que culminan sus periodos este año tuvieron que enfrentarse a lo desconocido y al final del día dejan un insumo para los gobernantes que llegan.
La vacunación masiva y gratis fue un acierto del Gobierno del expresidente Iván Duque. No se puede abandonar esta práctica, más bien fomentarla para mitigar esta y otras enfermedades. La pandemia también dejó al descubierto la fragilidad del ser humano y la necesidad de actuar en comunidad. Qué bueno sería mantener las acciones solidarias y de apoyo que se manifestaron durante esos difíciles años, cuando se vio afectada la economía de empresas, ciudadanos, vecinos y familiares.
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Dicen expertos que la pandemia no ha terminado. Atrás quedó el uso del tapabocas que también ayudó a salvar y proteger vidas, aunque los médicos recomiendan portarlo en sitios cerrados y con multitudes. Si bien siguen bajando los contagios y los muertos, la Dirección Territorial de Salud de Caldas reporta en Colombia 6 millones 360 mil 780 casos confirmados de Covid-19 en estos años, de los cuales 142 mil 639 murieron por esta causa. En Manizales son 80.296 casos y fallecidas 529 personas. En memoria y homenaje a todos ellos no olvidemos lo que nos enseñó esta pandemia.
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