La única solución a los problemas de movilidad en Manizales no es haber pasado de 56 agentes de tránsito en el 2023 a 136 actualmente. Se requiere de muchas otras estrategias desde la Alcaldía como primera autoridad en el municipio, y también otras que provengan de la comunidad, que es la que circula por vías y andenes. En la lista están las obras de infraestructura vial; más semáforos, incluyendo los peatonales; mejor señalización; educación y cultura ciudadana; cumplimiento estricto de las normas, y muchísimo control, que en buena parte es lo que han hecho este año los agentes de tránsito, así algunas personas no los vean con buenos ojos.
Los agentes se estaban necesitando con urgencia. Por eso, mantener todo este cuerpo de servidores públicos, en su mayoría en las calles cumpliendo labores de control y orden, debería ser mejor valorado. Los conductores que venían acostumbrados a actuar sin Dios y sin ley se cuidan un poco más de cometer infracciones, hay a quién acudir ante eventualidades y siniestros en las vías y los cumplidores del deber se sienten respaldados porque se democratizaron las normas de tránsito, que no podían seguir siendo solo para unos pocos.
Se les ha visto centrados en erradicar el mal parqueo y eso tampoco debe desagradar porque todavía se ven andenes usados para estacionar carros y motos, vehículos detenidos en medio de avenidas porque son paradas de solo cinco minuticos para hacer una diligencia, ciclistas que no han podido entender que las señales de tránsito también son para ellos, el transporte público recogiendo y dejando pasajeros en cada cuadra, así sea al pie de semáforos. Si entre todos aportamos al orden, esta será una ciudad más amable, agradable y fácil para transitar.
No es que sea perfecta la labor de los agentes de tránsito, porque muchos están iniciando y quizás se deben preparar mejor; pero tampoco es motivo para tratarlos severamente, con presiones y sin consideración. Al alcalde Rojas le llegó una queja por supuestos malos tratos de Eiver Fernando Alonso Moreno, secretario de Movilidad Municipal, que él negó. La Alcaldía debería establecer la veracidad de la denuncia, porque no se puede acabar con la moral y la motivación de los agentes que le están sirviendo bien a la ciudad; distinto es si no cumplen con sus funciones.
Parte del problema es que culturalmente se ha visto al agente de tránsito como enemigo, por eso tampoco puede ser víctima de agresiones en las calles, merece el mismo respeto que se le exige hacia los ciudadanos, por eso es tan mal visto cuando cometen excesos de poder. Para nadie es motivo de alegría que le impongan un comparendo, pero hay que aceptarlo cuando se comete una infracción o una falta. Eso es parte del orden que tanto se necesita en la ciudad.