“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, es la primera de las siete palabras pronunciadas por Jesús mientras padecía crucificado y en agonía. Una por una se rememoran en cada Semana Santa y siguen tan vigentes sobre los acontecimientos del mundo y de la Nación. Sobre todo esta que habla del perdón divino para gobernantes que, obstinados, no escuchan razones ni clamores con tal de retener su poder. Ahí están el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien sigue ordenando acciones militares en su ofensiva contra Gaza, donde ya han muerto unas 30 mil personas. Vladimir Putin, presidente de Rusia, que no negocia parar la guerra contra Ucrania, que ya lleva dos años y un incalculable número de civiles y militares muertos y heridos, que son miles entre los dos bandos.
Se les suman las arbitrariedades de presidentes latinoamericanos, que también actúan como si no supieran lo que hacen. Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, ha sembrado terror entre quien lo critique y piense distinto a él, ha tomado presos a sus opositores para torturarlos, a algunos los ha desaparecido; incluso cerró la Academia de la Lengua y canceló el funcionamiento de los Boys Scouts. Todo un abanico de violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses por crímenes de lesa humanidad por razones políticas. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, también está en la misma línea por los atropellos contra lo que él llama democracia y tiene afectados a millones.
Otra de las palabras de Jesús: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”, se puede aplicar a los departamentos de Chocó, Antioquia y Cauca que siguen aguantando vejámenes por la presencia de grupos al margen de la ley, guerrillas, paramilitares que en una especie de doble personalidad una cosa es a la que se comprometen con el Gobierno Petro en su apuesta por la paz total, pero otra bien distinta la que hacen en contra de la población civil al mantener y ejecutar sus incursiones, ataques, secuestros, reclutamiento de menores de edad, extorsiones; mientras la Fuerza Pública se ve menguada desde el Gobierno para cumplir su deber de defensa.
“Tengo sed” es la quinta palabra de Jesús en la cruz, que también se adapta a lo que muchos colombianos siguen sintiendo por falta de acción del Estado. Los habitantes de La Guajira se habían sentido por fin escuchados tras los anuncios del presidente, Gustavo Petro, para llevar agua a esa región; pero hoy son víctimas de un presunto acto de corrupción por la compra de 40 carros tanque que no han llevado una sola gota. Es un contrato que ascendió a 46.800 millones de pesos y sobre el que se presume hubo sobrecostos; además de acelerar la salida del entonces director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, Olmedo López, y en el que se presuntamente estaría implicado el hijo mayor del presidente Petro.
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, es la última palabra de Jesús y la que muchas personas y católicos en el mundo, incluyendo a Colombia, estarán invocando en esta Semana Santa. Un líder del mundo, el papa Francisco, llama a vivir estos días como un tiempo de reflexión individual y colectiva y de adquirir compromisos sociales más reales, orientados a abandonar la esclavitud, todo lo que no permite vivir en armonía y en libertad a los pueblos del mundo.
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