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El acoso escolar es una realidad y para hacerle frente, todos debemos formar parte de la solución. La comunidad educativa son los padres, los profesores, los directivos docentes y los estudiantes, pero también el entorno, los vecinos, quienes habitan en los lugares que recorren los estudiantes, como en esa ciudad de los niños de la que habla el tratadista Francesco Tonucci. Lugares que deben ser concebidos como recorridos donde los pequeños estén protegidos.
La buena educación es una responsabilidad colectiva, de la sociedad. Por eso, el llamado para el inicio de clases es ser conscientes de que el acoso escolar es un problema real, que el año pasado dejó graves consecuencias en instituciones educativas de la región y al que hay que asumirlo con toda la franqueza para poder proponer soluciones. No basta afirmar que todos sufrimos de acoso, o peor, que eso forja el carácter. No podemos quedarnos en repetir frases trilladas de pasado, que nos impiden evolucionar a una sociedad más justa, pacífica y sana mentalmente. Al contrario, es una oportunidad para promover el diálogo en el aula de clase, entender que respetar las diferencias no es claudicar a nuestros valores, sino por el contrario mejorar en ellos.
Los periodistas de LA PATRIA, conscientes del valor que tiene la comunicación en los procesos educativos, han decidido dedicar el grueso de las páginas de hoy a este tema con un enfoque propositivo y útil, esto con el fin de mostrar la importancia que este tema reviste. Una de las peores decisiones que se toman en este asunto, como en otras violencias silenciosas, es hacerse los de la vista gorda o simplemente asumir que es algo con lo que se debe convivir. No, ninguna violencia debe ser normalizada y ya en estas, mucho menos las violencias contra nuestros niños, niñas y adolescentes.
El año pasado, según cifras de la Secretaría de Educación de Caldas, en los colegios de los municipios del departamento se presentaron 21 casos catalogados como de convivencia escolar, esto es por lo menos tres veces más que los registrados en el 2020, cuando fueron 6. También puede tratarse de que se han sofisticado las formas de recolección de la información y que también se ha aprendido a reportar las situaciones con el fin de que sean atendidas con todo el rigor que esto implica. Los expertos en educación creen que el subregistro en estos asuntos es gigantesco, pero empezar a reportar es lo primero que se debe hacer para que se tomen las acciones debidas.

Hoy se espera que inicien su año escolar por lo menos 120 mil estudiantes de colegios públicos en Caldas. Ellos se suman a quienes adelantan sus estudios en instituciones privadas. Todos son igualmente vulnerables o pueden incurrir en ser los abusivos del curso, del recreo, del colegio. Hay oportunidades en que el apoyo psicológico que ofrecen los colegios se quedan cortos, que la red afectiva familiar no alcanza a cubrir la gravedad del problema, en que un estudiante que es testigo de un abuso no sabe cómo actuar, pero si la comunidad educativa se une, seguramente defender al acosado y tomar medidas con el acosador. Hablemos de esto y seamos parte de un sano año escolar.