Preocupan las cifras que suministró el miércoles la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, basada en el Informe de Reservas y Recursos Contingentes de Hidrocarburos 2022, que realiza anualmente la Agencia Nacional de Hidrocarburos en el país. Indicó que solo están disponibles las reservas probadas de petróleo para 7 años y medio, y que las de gas, serían para 7 años y 2 meses. Las de petróleo crecieron, no al nivel esperado y anunciado, y las de gas se contrajeron. Esto lo explican porque entre 2021 y 2022 se pasó de 2.039 millones de barriles reportados de petróleo a 2.074 millones, un escaso aumento de 1,017%. En cuanto al gas se señaló que entre un año y otro hubo 0,35% menos.
En enero de este año, hace cuatro meses, la ministra Vélez había publicado que se tenían reservas de gas hasta el 2037, para 14 años. No obstante, ahora divulgó desde su sector otros datos. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, sostuvo que los resultados de este Informe son la base para proyectar las reservas de hidrocarburos y el proceso de transición energética. No se puede olvidar que la ministra Vélez había dicho recién posesionada que una meta es cerrar definitivamente la puerta a nuevos contratos de exploración, porque la política del Gobierno del presidente, Gustavo Petro, es iniciar una transición energética en la que la descarbonización es la bandera.
Todo parece indicar que sí se está poniendo en la cuerda floja la determinación de si se suscriben o no nuevos contratos de exploración de gas y petróleo en Colombia, aunque unos sectores del Gobierno lo admiten y otros lo niegan. Ahí el riesgo es para unas 12 empresas y firmas nacionales y extranjeras encargadas de la producción de hidrocarburos. Entre ellas está Ecopetrol, que sola genera por lo menos 18 mil empleos, es responsable del 60% de la producción en el país y sus operaciones en el 2022 representaron casi $160 billones, un 10,9% del Producto Interno Bruto de esa anualidad. Cómo sustituir de un día para otro una estructura tan grande, negando la posibilidad de que siga generando dividendos para la Nación.
Ya se deberían estar estructurando, diseñando y ejecutando políticas fuertes en esta materia, que busquen capitalizar la experiencia para comenzar paulatinamente la transformación energética, quizás hacia la producción de más gas que es donde están los mayores baches. Pero los hechos muestran otra cosa. La anomalía térmica que se detectó hace 13 días en laderas del volcán Cerro Bravo (Tolima) y que llevó a suspender el suministro de gas natural desde el domingo en municipios del Eje Cafetero y del suroccidente del país, golpeando fuerte la economía de departamentos como Caldas, demuestra que el Minminas sigue en pañales en estos asuntos. La ministra Vélez lideró ayer un Puesto de Mando Unificado y chequeó las obras que realiza la empresa TGI para alejar las tuberías de este riesgo.
Si la transición energética es tan importante, el Gobierno debió hacer presencia desde el inicio con expertos e investigadores que dieran con las causas de este fenómeno natural y haber evitado impactos como los que atravesamos. Además, la suspensión indefinida del proyecto de energía eólica en La Guajira, por retrasos en la ejecución de obras desde el 2021, no muestran que se esté caminando a la velocidad requerida. El Minhacienda aseguró que esa transición en la que están pensando no implica acabar con la producción de petróleo, porque son conscientes de que los recursos del sector permiten la estabilidad macroeconómica; pero hay temores que sería bueno que estas dos carteras aclararan. Si Venezuela con las mayores reservas petroleras se ha quedado corta por las malas decisiones tomadas en asuntos energéticos, Colombia debe mirar ese espejo para no repetir esa historia.
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