El Pacto por el Crédito es una señal positiva para ahorradores, inversionistas y el país en general. Al parecer evita las consecuencias indeseables que los detractores le atribuyeron a la propuesta de inversiones forzosas.
En buen momento Asobancaria y el Gobierno nacional lograron sentarse a evaluar, elaborar y establecer un pacto que permite dejar atrás el proyecto de ley de inversiones forzosas que pretendía radicar en el Congreso el presidente Gustavo Petro y que había sido bastante cuestionado. La banca accedió a poner $55 billones para otorgar créditos adicionales en los próximos 18 meses, dirigidos a sectores establecidos como prioritarios por el Gobierno: vivienda, agro, energías renovables, turismo, economía popular, buscando que con ello se le dé empuje a la reactivación económica que tanto se ha solicitado que emprenda el Ejecutivo.
El Pacto por el Crédito es una señal positiva para ahorradores, inversionistas y el país en general. Al parecer evita las consecuencias indeseables que los detractores le atribuyeron a la propuesta de inversiones forzosas, relacionadas con el posible encarecimiento del crédito, la fuga de capitales y la disminución de las colocaciones en el sistema financiero nacional. También, y más de fondo, este Pacto es producto de un trabajo conjunto, de una conversación productiva y de una confrontación de ideas que derivaron en un acuerdo entre Gobierno y empresarios alrededor de la propuesta posible para solucionar un problema que compartían, pero que observaban desde orillas diferentes.
La construcción del Pacto da cuenta de 19 mesas de trabajo en las que ocurrió algo distinto a lo que parece que ha sido una constante en los diferentes escenarios planteados por el Gobierno Petro en su relación con los sectores empresariales y económicos. Tan sencillo como escuchar argumentos, analizarlos y ceder para llegar a un acuerdo. El proceso y su resultado representan para el Gobierno nacional un mejor camino para avanzar en el impulso de la economía y de una agenda que permita encauzarnos hacia mejores escenarios de desarrollo de los territorios.
El balón queda ahora en la cancha de los inversionistas; grandes, medianos y pequeños, y se espera que respondan solicitando créditos al sistema bancario con la confianza debida, pues el Pacto prevé aumentos del 28% en desembolsos que también beneficiarán a los sectores manufacturero e industrial. Se calcula que estarían disponibles $249 billones para créditos dirigidos a mejorar la economía nacional, incluyendo la economía popular que se ha mantenido bastante alejada del sistema financiero. Se ha dicho incluso que este es un buen momento para hacer inversiones entre quienes poseen algunos ahorros, la vivienda, por citar solo un ejemplo, puede ser una buena opción.
Una alianza público-privada como esta no puede ser la única que establezca el Gobierno nacional. Es de las primeras y se deben explorar opciones con sectores diferentes al bancario para lograr muchos más acuerdos de trabajo conjunto con miras a la reactivación económica y a cambiar el pesimismo que afecta a alguna parte del sector empresarial. El Gobierno además debe ser muy claro y transparente con estos asuntos, despojarse de todo aliento populista que lo pueda mover y presentar a la ciudadanía este tipo de logros como avances coordinados con el empresariado colombiano, que también está haciendo un esfuerzo para alcanzar resultados.