Los niños se están quedando expósitos, huérfanos de este tipo de atención integral. ¿Cuántos niños de familias pobres asisten a estos programas del ICBF porque es la única posibilidad de alimentarse de forma adecuada?
No puede estar quedando remitida al papel la función del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) de proteger la infancia y brindar atención integral a niños y niñas en condiciones de amenaza, incumplimiento o vulneración de sus derechos. La propia Constitución que nos rige expresa que son sujetos de protección especial, por tanto deben ser la prioridad de todo presupuesto público y acto administrativo; pero la entidad está transgrediendo esas obligaciones al no contratar todavía, pasado un mes y medio del año, a las madres comunitarias.
Son las que se encargan de ejecutar para los operadores que contrata el ICBF los programas de Hogares Infantiles, Centros de Desarrollo Infantil (CDI) y Estrategia Familiar (que atiende familia, madres gestantes y niños hasta los 2 años). En Caldas esa demora está impactando en los 27 municipios, porque ellas terminaron labores el 22 de diciembre y siguen sin ser contratadas a pesar de que en Manizales y Riosucio salieron la semana pasada a protestar. En conversaciones con la Dirección Regional del Instituto se comprometió a empezar a agilizar con los operadores el trámite de vinculación. En eso van.
También hay que decirlo, la Dirección regional del ICBF en Caldas lleva seis meses en interinidad, lo que no ayuda a tomar decisiones expeditas. No contratar todavía estos programas ha llevado a un efecto dominó, aquí en Caldas y en el resto del país, que empieza por quedarse sin trabajo e inmediatamente sin salario para sobrevivir ellas y sus familias y sin acceso a seguridad social (salud y pensión). Lo que sigue, y es más grave todavía, que los niños se están quedando expósitos, huérfanos de este tipo de atención integral. ¿Cuántos niños de familias pobres asisten a estos programas del ICBF porque es la única posibilidad de alimentarse de forma adecuada?, solo pensar en ello agrava más su situación.
El efecto termina obligando a madres y padres a buscar que alguien haga todos los días de cuidador de los infantes mientras ellos salen a buscar el sustento. Ahí aparecen abuelos de avanzada edad, vecinos y, en el más delicado de los casos, hermanos mayores, pero que también son menores de edad y deben quedarse en casa solos porque no hay más quién los acompañe. Escenarios bastante riesgosos para la infancia, desde sus primeros años en la modalidad de sala cuna hasta la de jardín que atienden estos programas del ICBF. Perentorio entonces agilizar todavía más la contratación de las madres comunitarias. En Manizales son unos 10 mil niños afectados y en Caldas cerca de 30 mil. Se suman aproximadamente 3 mil madres comunitarias.
Son 33 sedes regionales y 215 centros zonales del ICBF en Colombia sobre las que se ha insistido en que deberían iniciar el proceso de contratación de sus programas desde antes de diciembre para no estar en penurias los primeros meses del año siguiente, lo que ocurre con frecuencia con este y otros programas oficiales. La planeación institucional anticipada debería empezar a regir desde la Nación y con extensión a todos los entes territoriales, para que al comienzo de año no se ponga en riesgo la infancia del país por cada día que pasa sin que operen los programas sociales con los que se busca es protegerlos y cuidarlos.